El sexo es un aspecto importante en el
bienestar de las mujeres europeas, que hablan cada vez con más libertad sobre
el tema
La actitud de las mujeres ante la sexualidad ha cambiado:
de ser un tema tabú, se ha pasado a hablar de él con mayor liberación. La esfera sexual es importante
para ellas, tal y como muestra un informe europeo sobre sexualidad.
Las mujeres portuguesas son quienes más relaciones sexuales tienen y quienes
más satisfechas se sienten. Sus homólogas españolas, sin embargo, están en un
rango intermedio. El documento también revela que la inapetencia sexual femenina
es un mito, ya que casi la mitad de las encuestadas desearía tener
relaciones varias veces a la semana. No obstante, en la sexualidad femenina
todavía hay lados oscuros: la existencia, o no, del famoso punto G.
Ellas también piensan en el sexo y
lo consideran un aspecto importante para su vida. Esta afirmación se desprende del informe europeo sobre
sexualidad "¿Qué quieren las mujeres?", realizado por la consultora
internacional Strategy One, con la colaboración del laboratorio Pfizer. De las
2.500 mujeres mayores de 18 años encuestadas en cinco países (Alemania, Austria,
Portugal, Suecia y España), el 75% consideró la importancia de tener una
sexualidad satisfactoria.
Sexo: las
mujeres portuguesas, más y mejor
Las mujeres portuguesas fueron quienes mayor valoración le
otorgaron y quienes, a su vez, mostraron mayor satisfacción con su conducta sexual (88%), por delante de las españolas
(75%). Las portuguesas también son quienes más relaciones tienen, en concreto,
el 50% aseguró practicar sexo varias veces por semana, lejos de las suecas, que
son quienes menos practican (la mitad que las portuguesas) y quienes, a su vez,
se muestran más insatisfechas.
Las españolas se mantienen en rangos intermedios, de manera
que el 68% mantienen relaciones una vez por semana y el 28%, varias veces por
semana. La inapetencia sexual femenina también parece un mito ya enterrado,
puesto que el 42% de las
encuestadas manifestó su deseo de tener varias relaciones durante la semana.
No hay suficientes evidencias científicas
que garanticen la existencia de una zona anatómica que responda al punto G
De todas maneras, respecto a la sexualidad femenina, está en otro plano en muchos
aspectos: las mujeres son más monógamas y tienen un menor número de compañeros
sexuales a lo largo de su vida. Según datos de la Encuesta de Salud y Hábitos
Sexuales, realizada en 2003 por el Instituto Nacional de Estadística (INE),
cerca de la mitad de ellas habían tenido relaciones sexuales con una única
persona en su vida y solo un 4% declaró haber tenido diez o más parejas
sexuales.
En contrapartida, solo 1 de cada 4 hombres habían tenido
una única pareja sexual, mientras que también en la misma proporción habían
tenido diez o más parejas sexuales durante su vida.
Qué frena las
relaciones sexuales
En cuanto a los factores que actúan como inhibidores del
deseo sexual, desde el punto de vista físico, destaca en mayor medida la
halitosis (29%), seguida de la disfunción
eréctil (16%) y la eyaculación
precoz (12%). Relacionado con el comportamiento de su pareja, 1 de cada 5
mujeres consideraron que el egocentrismo de los hombres era uno de los
principales inhibidores del sexo (22%), seguido de la pereza (16%) y la
arrogancia (15%).
Placer sexual
intenso del punto G
"Un tipo de orgasmo muy intenso, diferente del que
surge al estimular el clítoris". Así sería el placer provocado por la
estimulación del punto G, zona en la que se concentrarían muchas terminaciones
nerviosas, la estimulación de las cuales provocaría un placer sexual intenso.
En 1950, el ginecólogo alemán Emst Gräfenberg descubrió una región en la pared
anterior de la vagina, detrás del pubis, que describió como un área erógena muy
definida.
Desde el principio, la comunidad científica y la sociedad
se polarizaron al iniciar un debate que se encuentra lejos de estar resuelto 80
años después. La complejidad del debate reside en parte en la
participación de expertos, como médicos, científicos y terapeutas sexuales,
pero también en la influencia de los medios de comunicación y la industria
pornográfica.
Para intentar buscar una respuesta definitiva, un grupo de
científicos de la Universidad de Yale (EE.UU.) ha realizado una búsqueda
bibliográfica, con la revisión de cerca de 100 estudios publicados a partir de
1950, donde se discuta sobre el orgasmo femenino y el famoso punto de
Gräfenberg. Las conclusiones del análisis, publicadas en la revista
"Journal of Sexual Medicine", desvelan que no hay evidencias
objetivas y sólidas que garanticen la existencia de una zona anatómica que
pueda responder a la descripción del punto G.
EL PUNTO G: UNA INCÓGNITA
En los
resultados de los diferentes estudios hay conclusiones contradictorias, ya que
mientras algunos trabajos afirman haber encontrado más terminaciones nerviosas
en la supuesta área del punto G, otros indican justo lo contrario. ¿Pero existe
realmente el punto G? A pesar de que la evidencia parece inclinarse al
"no", un estudio mostró que la mayoría de mujeres cree en el punto G,
aunque muchas no saben encontrarlo. Es probable que ello se deba a que no sea
un punto concreto muy delimitado, sino una zona de mayor sensibilidad que
podría corresponder a una prolongación del clítoris en el interior de la
vagina, análogo a la base del pene en el hombre. O quizá, como apunta el autor
de uno de los estudios, podría ser que hubiera muchos puntos G y que cada mujer
tuviera el suyo propio.
Teresa Romanillos
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