La Universidad de Cádiz advierte de que casi todas las
marcas de Europa y América no alcanzan los niveles mínimos
El incumplimiento generalizado de los niveles exigidos de yodo en la
composición de las sales yodadas comerciales afecta también a otros países
además de a España. En un informe de la Facultad de Ciencias de la Universidad
de Cádiz (UCA) ya se advierte de que este fraude, al vender un producto
que no cumple las exigencias marcadas en la normativa, es internacional y
afecta a marcas que se venden en Europa y América. La empresa Albareros, con
sede en Sanlúcar (Cádiz), ha lamentado la falta de acción de las
Administraciones para atajar este problema, a pesar de corroborar con sus
informes la existencia de estos incumplimientos.
Los datos provienen del documento del Departamento de Ingeniería Química y
Tecnología de los Alimentos de la UCA emitió en diciembre de 2011: Informe
de análisis de yodo en sales extranjeras. Por aquel entonces, la
universidad gaditana patentaba junto a la empresa Albareros un sistema de
yodación homogéneo y estable para la sal. Ya entonces sospechaban que gran
parte de los productos que se vendían en España y el resto del mundo no
cumplían con lo que anunciaban en sus etiquetas. Tras analizar varias marcas de
sal yodada de siete países diferentes (Bélgica, Perú, Polonia, Francia, Estados
Unidos, Suiza y Alemania), los expertos gaditanos corroboraron que sólo
Alemania estaba produciendo una sal yodada con los parámetros que marca la
normativa, el contener 60 miligramos de yodo por cada kilo de sal. “El resto de
los países no fortifican correctamente ya que el yodo no llega a las
concentraciones mínimas indicadas en los reales decretos”, decía este estudio.
Pero lo que iba a ser su principal arma para lucha contra sus competidores,
ha resultado inofensiva. La denuncia de Albareros, corroborada por informes de
la Junta de Andalucía y confirmada después por la Agencia de Seguridad
Alimentaria y el Instituto Nacional del Consumo ha servido para certificar
que las sales vendidas en España no cumplen estos niveles. Pero las
Administraciones no las han retirado del mercado. “El incumplimiento es muy
grave porque hemos demostrado, y así nos han dado la razón, de que ninguna de
las sales yodadas que se venden en las grandes superficies cumplen con lo que
dice la ley”, lamentaba ayer el gerente de Albareros, Anselmo Díaz.
Su preocupación es doble. Por un lado piensa en su empresa. Su actual fábrica,
con sede en Sanlúcar, tiene cinco trabajadores. Su aspiración era cuatriplicar
en poco tiempo producción y plantilla. Pero si en el mercado se sigue vendiendo
sal yodada que incumple los parámetros marcados por la Administración su
esfuerzo en investigación y desarrollo habrá sido en vano. No descartan tener
que cerrar. También advierte de que puede tener consecuencias para la población
porque el yodo se recomienda especialmente para niños y embarazadas. Los
médicos suelen recomendar su consumo mediante la alimentación con sal yodada.
Aunque, como han confirmado los análisis de la Junta, algunas de las marcas que
se venden en el mercado apenas tienen yodo.
Pedro Espinosa