Los
parabenos son conservantes muy utilizados en cosmética, alimentación y farmacia
y, pese a que su uso está autorizado de forma legal, varios expertos defienden
que se ha de restringir su empleo
Los parabenos o parabenes son conservantes
antimicrobianos que
se utilizan desde hace muchos años para preservar diversos productos de las
industrias cosmética, alimentaria y farmacéutica. Por ser muy buenos
conservantes y muy económicos, se han empleado en una amplia gama de productos
y es difícil evitar exponerse a ellos, ya que están presentes en innumerables
artículos. Pero, ¿resultan nocivos los
parabenos para la salud? ¿Qué efectos tiene sobre la piel? ¿Son cancerígenos? En el artículo se responde a estas dudas y se aporta evidencia científica
al respecto.
Qué son los parabenos
Los parabenos o parabenes son un tipo de compuestos químicos o
moléculas inoloras, incoloras, no volátiles, pertenecientes a cinco tipos de
familias (metilparabeno, etilparabeno, propilparabeno, butilparabeno y bencilparabeno),
baratas y útiles por sus propiedades frente a distintos tipos de microbios.
Fueron descubiertos como antimicrobianos en 1924. Son sobre todo eficaces
frente a hongos y levaduras, pero también frente a bacterias. Y gracias a su acción antimicrobiana, se aplican
desde hace más de 80 años y de manera muy amplia como conservantes para
preservar en buen estado alimentos y bebidas, cosméticos y medicamentos.
A pesar de que los parabenos son los
conservantes más utilizados, los casos de sensibilización frente a ellos son
muy raros
Entre los alimentos,
su uso está autorizado en productos de confitería, patés, aperitivos a base de
patata y almidón y frutos secos recubiertos; en una gran cantidad de cosméticos como cremas faciales, desodorantes,
lociones corporales y artículos de maquillaje; y en muchos medicamentos, como en jarabes,
supositorios, soluciones oftálmicas, contraceptivos,
corticoides tópicos, anestésicos locales y heparinas, entre otros ejemplos que
se recogen en la completa revisión 'Parabenos: Mitos o realidad', de Luis
Conde-Salazar Gómez, Blanca Díaz Ley y Felipe Heras, del Servicio de
Dermatología del Instituto de Salud Carlos III, de Madrid.
Según esta misma revisión, si se tienen en cuenta todos los
productos que pueden contenerlos, entre alimentos, cosméticos y farmacéuticos, se calcula que un
individuo adulto, de unos 60
kilogramos de peso, puede estar expuesto a 76 miligramos
de parabenos al día (1,26 mg/kg/día). Es casi imposible esquivar su presencia
en multitud de productos de uso cotidiano, a menos que se recurra a cremas u
otros cosméticos sin parabenos o parabenfree.
Cabe entonces preguntarse si resultan inocuos o perjudiciales para la salud
humana.
Alergias por parabenos
La sensibilización de la piel a los parabenos comenzó a
describirse en los años 40. La reacción más frecuente es la dermatitis de contacto alérgica a los productos que se aplican por vía
tópica, es decir, sobre la piel. Cuando ocurren, se producen eccemas de
contacto en zonas de piel dañada,
pero no al tomarlos por vía oral o darlos sobre la piel sana. Para comprobar
que una persona tenga esta reacción alérgica se pueden realizar pruebas de
alergia epicutáneas (con parches).
En los años 60 y 70 se les atribuyó casos de eccemas de contacto yatrogénicos,
graves y perdurables, según la revisión del Instituto de Salud Carlos III, lo
que propició que la industria cosmética se afanara en lanzar productos sin
parabenos o parabenfree.
Sin embargo, los autores de la revisión señalan que aquellos casos se
produjeron porque entonces se encontraban en los productos en altas
concentraciones, mientras que, en la actualidad, las concentraciones permitidas
están reguladas, son bajas y no pueden superar el 0,8%.
Esta diferencia explica que hoy, a pesar de que los parabenos son
los conservantes más utilizados, los casos de
sensibilización frente a ellos son muy raros. La capacidad de
sufrir una reacción alérgica ante estos conservantes es baja en la población,
del 1% o menos, según diferentes estudios. De hecho, de acuerdo a este autor,
presentan las tasas de sensibilización más bajas dentro de los conservantes
comunes. La mayor sensibilización se produce frente al metilparabeno, y la
menor, al bencilparabeno. Por este motivo, ¿está justificado el temor a los
parabenos y a los productos que los llevan?
Saltan las
alarmas: ¿son cancerígenos?
No se ha visto por el momento una
relación directa de causa-efecto entre el uso de desodorantes y el desarrollo
de cáncer de mama
En los años 90 surgió una
nueva polémica relativa a estos conservantes: el uso de desodorantes que contenían parabenos se comenzó a
relacionar con el cáncer de mama,
a raíz de un estudio científico publicado en 'Journal of Applied Toxicology' en
2004 por un grupo de la
Universidad de Reading (Reino Unido). Se pensaba que al
aplicar los desodorantes por vía tópica, estos se absorbían de forma percutánea
(a través de la piel) y llegaban, por proximidad, hasta la mama donde
provocaban el desarrollo de un tumor. Al menos, esa fue la idea que caló entre
la población.
Sin embargo, lo que los
científicos encontraron fue parabenos en muestras de tejido mamario, pero no se
ha visto por el momento "una relación directa de causa-efecto entre el uso
de estos cosméticos, los desodorantes, y el desarrollo de cáncer de mama", dice Ana Rita
Rodrigues, dermatóloga del Grupo Pedro Jaén, de Madrid, y miembro de la Academia Española de Dermatología y
Venereología (AEDV). Dicho
estudio, que hizo saltar las alarmas, abrió el debate científico y fue muy
discutido entre la comunidad científica. El Comité Científico de la Comisión Europea
también se posicionó en este sentido indicando que no existe vinculación
demostrable entre su uso en productos cosméticos y el cáncer de mama. Al
parecer, otros trabajos encontraron que podrían tener una acción hormonal
similar a la acción de los estrógenos.
"Cuando se inició la
polémica, la industria farmacéutica empezó a propagar y a desarrollar nuevos
cosméticos sin parabenos. Los sustituyó por otros conservantes que
pueden provocar más problemas a nivel cutáneo. Pero se tiene que ser muy cauto,
porque las concentraciones de estos compuestos están muy reguladas. Se asegura
que no sobrepasen determinados valores con controles de calidad, existe una
amplia experiencia de uso y aún no se ha establecido una relación de
causa-efecto entre su utilización y el desarrollo de un cáncer de mama, como
para prohibirlos. En cambio, la experiencia con estos nuevos conservantes es
menor y son más caros", afirma Ana Rita Rodrígues.
No obstante, el Comité Científico de la Comisión Europea
ha evaluado su seguridad con
respecto a su posible efecto estrogénico. Su conclusión ha sido que para
algunos parabenos no se puede garantizar un margen de seguridad adecuado a las
dosis autorizadas en la actualidad. Por este motivo, la Comisión Europea
ha hecho pública una consulta en la que pone de manifiesto su voluntad de
mantener la autorización de uso de los parabenos más habitualmente utilizados,
reduciendo la concentración máxima autorizada de los de cadena larga (propil y
butil paraben).
CLARA BASSI