La contaminación cruzada es la
transmisión de microorganismos de un alimento a otro, bien de forma directa o a
través de manipuladores y utensilios
Cuando se habla de contaminaciones cruzadas en cocinas se hace referencia a la
transmisión de microorganismos de un alimento a otro a través de los
manipuladores, superficies o utensilios de trabajo. Esta contaminación, una de
las causas más comunes de intoxicación alimentaria, constituye un riesgo
significativo cuando se produce de alimentos crudos a alimentos ya elaborados.
En este caso, los posibles patógenos se encuentran con muy pocas barreras y
pueden multiplicarse si se cumplen las condiciones adecuadas, sobre todo si se
rompe la cadena del frío. En el caso de los alimentos elaborados, el riesgo es
menor porque han sido tratados por calor, lo que minimiza el riesgo de
contaminación por microorganismos.
Un ejemplo de contaminación cruzada
La preparación de una comida compuesta de una ensalada y de un
segundo plato de carne cocinada podría ser, si no se toman las medidas
oportunas, un caso de contaminación cruzada. En la mayoría de los casos, se
empezaría a elaborar el segundo plato, que es el que requiere más tiempo de
preparación. Para ello, se utilizaría, además de la encimera como superficie
para trabajar, utensilios como tablas de cortar, cuchillos y otros utensilios,
que se mantendrán a temperatura ambiente durante todo el tiempo de preparación.
La preparación de una comida formada por
una ensalada y un segundo plato de carne puede ser un caso de contaminación
cruzada
Tras la cocción de la carne, ya sea un estofado o cualquier otro
método de preparación, los posibles patógenos que pudiera tener el alimento
cuando estaba crudo, se habrán destruido. Pero en las superficies en las que se
haya preparado, si no se lavan bien, podrían quedar restos de sangre o de
materia orgánica. A temperatura ambiente (unos 25ºC ), patógenos como
Salmonella encontrarán unas óptimas condiciones ambientales para desarrollarse.
Si, después de la carne, se prepara la ensalada, es probable que
se utilice la misma tabla de cortar e incluso el mismo cuchillo y la misma
superficie de la cocina. Si en estos lugares han quedado restos de materia
orgánica, estos son susceptibles de contaminarse con patógenos. El riesgo
dependerá de aspectos como el tipo de alimento crudo y el tiempo que los restos hayan permanecido a
temperatura ambiente. Un periodo inferior a una o dos horas no constituye un
riesgo elevado, pero sí un tiempo mayor (unas cuatro horas), periodo en el que
los patógenos tienen capacidad suficiente para proliferar.
Tipos de contaminación cruzada
La contaminación cruzada se puede producir de dos formas
distintas: por contacto directo entre los dos alimentos, o de manera indirecta, es decir, a
través de las manos del manipulador o mediante material de cocina, como
utensilios, trapos o superficies. En el primer caso, el contacto se realiza
entre los dos alimentos, crudo y cocinado, por ejemplo a través del goteo de
líquidos procedentes de carnes crudas o pescados sobre alimentos listos para
consumir que se han almacenado en la nevera. También se habla de contaminación
directa cuando se preparan platos en los que se introducen alimentos crudos con
cocidos, como ensaladas.
La contaminación cruzada indirecta es la que se origina a través
de las manos del manipulador que, después de manipular el alimento crudo
contaminado, toca el alimento cocinado o el alimento ya listo para consumir.
Otras vías de contaminación indirecta, además de las manos, son los utensilios
y encimeras, trapos de cocina y bayetas. Debe tenerse en cuenta que las
bacterias como Salmonella se propagan fácilmente, de ahí la importancia de
limpiar y desinfectar las superficies de trabajo y cambiar de forma regular los
trapos de cocina.
Cómo evitar contaminaciones cruzadas
La limpieza es fundamental cuando se habla de prevenir
contaminaciones cruzadas. Superficies de trabajo, así como bayetas, trapos de
cocina, tablas de cortar y otros utensilios deben lavarse de forma periódica
con agua caliente y detergente. Es importante, además:
Durante la compra:
- Separar las carnes,
aves y pescados crudos de otros alimentos cuando se introduzcan en el
carro de la compra.
- Colocar estos
alimentos en bolsas de plástico para evitar que sus jugos goteen sobre
otros alimentos.
Durante la preparación de alimentos:
- Controlar el tiempo
que los alimentos, tanto crudos como cocinados, permanecen a temperatura
ambiente.
- Mantener los
alimentos crudos separados de los cocinados.
- Lavarse bien las
manos después de manipular distintos tipos de alimentos.
- Las superficies y
utensilios son el principal vehículo para las contaminaciones cruzadas,
por tanto, es importante lavarlos bien.
- Es recomendable
disponer de distintas tablas de cortar para cada tipo de alimento. Si no
es posible, hay que lavar cada una de ellas y desinfectarlas a conciencia
después de cada uso.
- Antes de refrigerar
los alimentos preparados, es recomendable envasarlos.
- No dejar a
temperatura ambiente los alimentos que se preparan.
- Mantener una rigurosa
higiene personal, así como de los utensilios de cocina.
- Colocar en la nevera
los alimentos cocinados o listos para consumir en la zona superior, y los
crudos en la inferior para evitar goteos.
- La limpieza debe
hacerse con agua caliente y detergente, no solo con una bayeta húmeda.
- Tubérculos como
patatas o zanahorias suelen contener restos de tierra que pueden incluir
bacterias patógenas. Deben lavarse bien antes de usar.
- Cuando se sirva el
alimento, hay que hacerlo siempre en un plato limpio. Si se elabora una
tortilla, por ejemplo, no se debe usar el mismo plato con el que se le da
la vuelta para servirla porque puede contener restos de huevo crudo.
Trazabilidad para una mayor seguridad
Una de las herramientas de las que dispone el consumidor, así como
la industria alimentaria y responsables sanitarios, es el sistema de
trazabilidad. Con él, es posible seguir cualquier alimento a lo largo de todas
las etapas de producción y distribución. El "rastreo" de un alimento
permite no solo conocer de dónde procede un alimento sino también cuál es su
destino y a qué procesos se ha sometido. Debe tenerse en cuenta que la cadena
de producción alimentaria lleva implícitos muchos pasos (desde la producción
primaria hasta su venta). En cada una de estas etapas, tanto productores como
autoridades tienen un papel y responsabilidad determinados que permitan
identificar un riesgo o posibles incidencias.
CONTAMINACIÓN CRUZADA
EN LA COCINA
La contaminación cruzada es
un factor de riesgo también en el ámbito de la industria alimentaria, donde la
maquinaria y herramientas utilizadas pueden ser un foco de infección de otros
alimentos libres de contaminación, por lo que debe asegurarse su continua y
eficaz limpieza y desinfección. Tener en cuenta estos factores es primordial
sobre todo en el caso de alergenos,
ya que cada vez son más las personas con algún problema de alergia alimentaria
o intolerancias. Una de las formas de prevenir estas reacciones alérgicas o
intolerancias es eliminar, de forma total, los nutrientes que las causan. Para
ello, es importante, en el ámbito industrial, mantener un control e
identificación de las materias primas muy exhaustivo. El objetivo es evitar que
los posibles alérgenos o derivados se añadan al producto final en cualquiera de
las etapas de producción.
Durante cualquiera de estas
etapas puede añadirse, de forma accidental, nutrientes alergénicos en el
producto. Por ejemplo, el polvo de los frutos secos que se acumula en una
superficie puede llegar a otro alimento, y este causar daños al consumidor. Debe
establecerse un estudio riguroso de los distintos procesos de fabricación para
identificar todos los posibles puntos de
contaminación cruzada.
TÉCNICAS DE
ADN PARA EVITAR CONTAMINACIONES
También en el ámbito
industrial, las técnicas basadas en el análisis de ADN han servido para ampliar
el control en la cadena alimentaria. Su desarrollo y perfeccionamiento en los
últimos años ha servido para autentificar alimentos y prevenir posibles
fraudes. Pescado, arroz, queso o leche han sido algunos de los alimentos que se
han beneficiado del estudio de la huella genética que, según los expertos en
este campo, permite seleccionar distintas regiones de ADN en función del nivel
necesario (especies, géneros, etc.).
MARTA
CHAVARRÍAS
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