jueves, 31 de mayo de 2012

Impotencia sexual y tabaco



Veinte cigarrillos diarios son suficientes para incrementar hasta un 60% el riesgo de padecer impotencia sexual en hombres fumadores


De los efectos del tabaco sobre el organismo humano son conocidas las asociaciones con enfermedades respiratorias y cardiovasculares y algunas formas de cáncer. Pero fumar produce otros trastornos igualmente importantes. Una de ellas es la disfunción eréctil, claramente superior en hombres fumadores. A la impotencia puede sumársele ocasionalmente infertilidad.

La relación directa entre tabaco e impotencia está claramente establecida desde hace años. Pese a que tiende a creerse lo contrario, no se trata en absoluto de una exageración o una amenaza que las autoridades sanitarias se hayan sacado de la manga para amedrentar a los fumadores, sino de la constatación cada vez más precisa de los efectos de algunas de las sustancias inhaladas tras la combustión de un cigarrillo sobre el sistema vascular peneano.
La impotencia o disfunción erectil se define como la incapacidad de obtener o mantener una erección suficiente para lograr una actividad sexual satisfactoria. Según revelan múltiples estudios, entre las causas más frecuentes de este trastorno se encuentran la diabetes, algunos fármacos y el tabaco, además de depresión, ansiedad o una baja autoestima. La impotencia afecta sobre todo a la autoestima e incluso las relaciones interpersonales. Un estudio de la Asociación de Disfunción Sexual estima al respecto que el 21% de las parejas que se separan rompen su relación por problemas derivados de este trastorno.

Tabaco en las venas

El contenido de los cigarrillos afecta el sistema vascular del pene y causa una notable alteración sobre el sistema nervioso central. Un estudio realizado en la Universidad de Florencia, publicado recientemente en la revista International Journal of Impotence Research, corrobora estos hallazgos y aporta nuevos datos al respecto. El trabajo analiza un grupo de 1.150 hombres fumadores a los que se sometió a un detallado cuestionario psicológico y a diversos parámetros bioquímicos.
La impotencia del fumador es debida a los efectos de los componentes del tabaco sobre el sistema vascular peneano
De acuerdo con los resultados, los fumadores suelen mostrar una mayor activación del eje hipotálamo-hipofisiario, que es la base del funcionamiento del sistema endocrino. Asimismo, presentan también mayores niveles de testosterona y volumen testicular.
Pese a la aparente bondad de estos datos, paradójicamente la incidencia de disfunción eréctil entre los fumadores es mayor, al menos en el estudio de referencia. No sólo eso. En el trabajo citado el uso de ultrasonidos evidenció un flujo sanguíneo peneano menor durante la erección. Los resultados se explican por el efecto directo del tabaco sobre los vasos sanguíneos, a los que provoca un claro y demostrable deterioro.
Desde el punto de vista psicológico los fumadores incluidos en el estudio de Florencia, uno de los referentes en este campo, mostraron mayores niveles de ansiedad y de insatisfacción que los no fumadores. De forma particular, con respecto a su vida profesional y personal.

Las causas de la impotencia

La impotencia del fumador es debida a problemas circulatorios. El tabaco afecta los flujos sanguíneos del pene, reduciendo la presión sanguínea en su interior. Durante la erección grandes cantidades de flujo sanguíneo penetran en las arterias del pene. El sistema venoso peneano, a través de una especie de válvulas, se comprime para evitar que la sangre salga del pene, quedando atrapada en unas cavidades denominadas senos cavernosos. Este mecanismo se halla alterado en los fumadores, lo que provoca dificultades para iniciar la erección y también para mantenerla el tiempo necesario.
La disfunción eréctil se considera una señal de alerta de posibles problemas circulatorios en el cerebro o el corazón
Asimismo, las arterias peneanas de los fumadores se encuentran afectadas por una arterioesclerosis acelerada, con mayores depósitos de colesterol y, por lo tanto, con flujos sanguíneos menores.
La nicotina, a través de los estímulos que provoca en el cerebro, provoca rápidas contracciones del tejido del pene, con espasmo de las arterias, disminuyendo todavía más el flujo sanguíneo. También por el efecto de la nicotina se produce una dilatación del sistema venoso que impide que la sangre quede atrapada en el pene, aspecto que dificulta enormemente mantener la erección.

Evidencias que vienen de lejos

Que el fumar puede provocar impotencia es algo que se viene considerando desde hace años. Los primeros trabajos sistemáticos se remontan a los primeros ochenta, cuando la asociación entre el consumo de tabaco y enfermedades cardiovasculares y cardiorrespiratorias empezó a tomar cuerpo.
Aunque la evidencia científica tardó un tiempo en llegar, la sucesión de investigaciones, algunas de ellas alentadas por organizaciones de tanto peso como la American Heart Association (AHA), acabó asentando la teoría sobre hechos: si el tabaco causa alteraciones en los vasos sanguíneos que irrigan el corazón, y por extensión al sistema cardiovascular, lo mismo ocurre con el riego sanguíneo peneano.
Y los hechos, acumulados tras más de dos décadas de investigaciones, son contundentes: de acuerdo con la mayor parte de estudios publicados hasta la fecha, fumar duplica el riesgo de padecer impotencia en hombres de entre 30 y 40 años. El riesgo oscila, en función del estudio, entre el 50% y el 60% de posibilidades con respecto a hombres no fumadores, aunque algunos trabajos lo elevan hasta un alarmante 80%. La cantidad de tabaco consumido para alcanzar estas cotas de riesgo se sitúa alrededor de los 20 cigarrillos diarios, aunque se considera que tiende a crecer en paralelo al consumo.

Tabaco y sexualidad reproductiva

 

El consumo de tabaco se ha asociado tradicionalmente a una buena y satisfactoria salud sexual. Sin embargo, las evidencias se agolpan en dirección contraria. A los ya citados efectos sobre el sistema circulatorio peneano, al fumar también se le atribuye una reducción del volumen de la eyaculación así como una disminución del número relativo de espermatozoides y una merma significativa de su calidad: espermatozoides deficientes, de movilidad reducida y menor capacidad para fecundar al óvulo. La suma de todos estos factores puede conducir a infertilidad.

Del mismo modo, hoy se considera la impotencia un síntoma de una alteración circultaria. Al igual que a los vasos sanguíneos peneanos, el tabaco afecta a los vasos de órganos tan importantes como el corazón, el riñón y el cerebro. La disfunción eréctil puede constituir un aviso, por tanto, del peligro de padecer un infarto o una trombosis cerebral.
En cualquier caso, las posibilidades de mejora de la impotencia al dejar de fumar son elevadas. Esto se debe a que algunos de los efectos perjudiciales del tabaco se producen por efecto inmediato de la nicotina. No obstante, el proceso de envejecimiento prematuro de las arterias del pene es mucho más difícil de recuperar, una vez abandonado el hábito.
            TERESA ROMANILLOS


viernes, 25 de mayo de 2012

Contaminantes que afectan a la lactancia natural



El tabaco es el contaminante químico más dañino para las mujeres lactantes y las embarazadas



Pesticidas, insecticidas, pinturas, productos para la limpieza del hogar y el cuidado del jardín... el entorno

de la mujer lactante no está libre de contaminantes químicos. No obstante, hay pocas investigaciones

que evidencien cuáles son los niveles perjudiciales capaces de provocar daños en el bebé a través de la

leche materna. Por ello, los especialistas recomiendan el principio de precaución. Además, aseguran que

el más contaminante es el tabaco, un factor de riesgo modificable.

La información sobre los contaminantes en la leche materna deriva de estudios que se han realizado sobre animales. Si bien hay algunos datos de casos aislados en el ser humano, estos no arrojan suficiente evidencia científica. Por ello es difícil saber con certeza qué daño pueden provocar en el lactante los contaminantes en la leche. Ante este escenario, y para salvaguardar la salud infantil, los especialistas recomiendan seguir el principio de precaución. Aseguran que lo idóneo es proporcionar agua, aire y alimentos no contaminados para proteger a la madre y al bebé. Eso sí: insisten en que el tabaco es el contaminante químico más importante para las mujeres lactantes y, por supuesto, también las embarazadas, ya que no hay un "número seguro" de cigarrillos al día que no afecte al feto o al bebé.

Contaminantes en la leche materna

Las Unidades de Salud Medioambiental Pediátrica (USMAP o PEHSU -Pediatric Environmental Health Speciality Unit-) tienen la función de reconocer, evaluar, tratar y prevenir las enfermedades y los riesgos ambientales en la infancia. Un ejemplo de ello es la Unidad de Unidad de Salud  Medioambiental Pediátrica de Murcia, del Hospital Materno Infantil Universitario Virgen de la Arrixaca. Un documento elaborado por sus especialistas resume las consideraciones más importantes respecto a los contaminantes en la leche materna.
Después del tabaco, los mayores contaminantes son los pesticidas, los compuestos organohalogenados y la radioactividad
Para ellos, y con los datos disponibles, la lactancia materna es la mejor manera de alimentar a un bebé y aporta muchos más beneficios que las fórmulas infantiles. Aunque ambas puedan contener niveles de contaminantes considerables, los beneficios de la leche materna superan con claridad cualquier riesgo para la salud asociado a los químicos presentes. Sin embargo, se conoce que los bebés alimentados con leche contaminada con policlorobifenilos (PCB) tienen más riesgo de sufrir infecciones, igual que aquellos alimentados con fórmula.

Seis consejos para mantener a raya la exposición a los contaminantes

1.       Lavar bien y pelar los vegetales y las frutas antes de comer.
2.       Desechar la grasa de los alimentos animales.
3.       Limitar la exposición a productos destinados a la limpieza o pinturas que contengan solventes volátiles, y pedir a otras personas que reposten gasolina a su automóvil.
4.       Evitar el uso de pesticidas, plaguicidas e insecticidas dentro de casa y en el jardín, como aquellos que contengan dieldrin, de uso habitual para luchar contra las termitas.
5.       Evitar el contacto con productos químicos que se usan para proteger la madera del ataque de hongos, bacterias e insectos que contengan pentaclorofenol.
6.       Desechar el pescado que proviene de agua dulce contaminada.

El tabaco en el embarazo


Fumar no solo dificulta poder quedarse embarazada, también influye en la evolución de la gestación. Eleva el riesgo de sufrir un aborto espontáneo, de tener un parto prematuro, bebés con bajo peso al nacer y muerte perinatal. Incluso, genera posteriores problemas de salud en el lactante, como alergias, enfermedades respiratorias o muerte subita. Además, hay estudios que lo asocian a mayor probabilidad de sufrir déficit de atención e hiperactividad (TDAH).
No es todo. Sus efectos nocivos podrían ir mucho más allá. Al parecer, también la futura descendencia de la embarazada fumadora -en concreto, sus nietos- sufrirían sus efectos. Así lo revela el primer análisis a lo largo de tres generaciones sobre los riesgos de los cigarrillos que se ha llevado a cabo por un grupo de investigadores de los hospitales La Fe de Valencia, Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca de Murcia y Hospital de Madrid publicado en la revista "Journal of Pediatrics and Child Health".
Según la última Encuesta Nacional de Salud del año 2006, realizada por el entonces Ministerio de Sanidad y Consumo, en España el 31,9% de las mujeres con edades comprendidas entre 25 y 44 años es fumadora habitual, y la prevalencia del tabaquismo en las embarazadas es alta, entre el 22% y el 32%, con una gran tasa de abandono al comienzo de la gestación.
Aunque muchas de ellas se plantean abandonar este hábito durante la gestación, algunas no lo logran. Los factores asociados a la dificultad de dejar de fumar son: bajo nivel económico y educativo, ser multípara, estar sin pareja o tener pareja fumadora, consumir más cigarrillos al día antes del embarazo, y no creer que el tabaco afecte a su propia salud o la del bebé.

         MONTSE ARBOIX


lunes, 21 de mayo de 2012

Como afectan a la salud las dietas hiperproteicas



Las dietas que se caracterizan por un excesivo aporte de proteínas pueden perjudicar la salud de personas con patología renal, problemas hepáticos o gota


Las dietas hiperproteicas están de moda. Muchas personas las siguen por su cuenta y sin ningún tipo de supervisión, a pesar de que los especialistas no cesan de avisar que no están exentas de problemas para la salud, sobre todo, en pacientes con enfermedad renal o patologías hepáticas o niveles de ácido úrico elevados. Por otro lado, no solo es importante no abusar de las proteínas sino que también hay que tener en consideración su procedencia: un reciente estudio relaciona el consumo excesivo de carnes rojas con mayor incidencia de enfermedades cardiovasculares y de diabetes mellitas tipo 2, y un mayor riesgo de desarrollar cáncer de colon, esófago y estómago.

Con la llegada del buen tiempo a la vuelta de la esquina, muchas personas desean perder algunos kilos. Proliferan las dietas, y las que mayor furor causan son las hiperproteicas, como la dieta Atkins, versión más clásica que ha dado paso a las populares Pronokal y Dukan. A pesar de su popularidad, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) considera que no hay pruebas científicas que asocien el consumo de proteínas con ventajas en el control del peso corporal.
Por otro lado, un estudio que comparó la eficacia de cuatro dietas adelgazantes basadas en una diferente distribución de carbohidratos, grasas y proteínas, evidenció que la pérdida de peso se relacionaba con la reducción de calorías más que por el tipo de alimentos que se tomaban.
De todas formas, el problema más importante no es la eficacia de estas dietas sino lo perjudicial que pueden resultar para la salud de las personas, sobre todo, si se prolongan en el tiempo. Algunos estudios cuestionan su inocuidad, como el efectuado por la doctora Antonia Trichopoulou, que registró la alimentación de casi 23.000 adultos durante 10 años, y demostró que seguir dietas hiperproteicas y pobres en hidratos de carbono de forma prolongada está asociado a una mayor mortalidad. Por otra parte, la Agencia Francesa para la Seguridad Alimentaria señaló en un informe los riesgos que puede comportar la popular dieta Dukan para la salud.

Consecuencias para la salud

Las dietas con un aporte de hidratos de carbono muy limitado provocan una situación de cetogénesis similar al que se produce en ayunos prolongados. Este estado metabólico produce una rápida pérdida de peso provocada por la movilización de grasas con la intención de obtener energía. No obstante, la cetosis conlleva una serie de efectos secundarios como sensación nauseosa, pérdida de apetito, halitosis, cefalea, mareos e insomnio.

Un elevado consumo de carne roja se asocia a una mayor incidencia de diabetes mellitus 2
El elevado aporte de proteínas provoca estreñimiento, uno de los problemas más frecuentes. Para evitarlo, es importante un buen suplemento de fibra y una abundante ingesta de líquidos. El aporte de líquidos es también importante para minimizar la sobrecarga a la que se ve sometido el riñón, ya que los productos derivados del metabolismo proteico se eliminan por vía renal. Por este motivo, este tipo de dietas no es recomendable en personas con enfermedades renales o con problemas hepáticos. Otro de los efectos producidos por el catabolismo de las proteínas es el incremento de ácido úrico y los consecuentes ataques de gota o problemas de cálculos renales.
También hay que tener en cuenta no únicamente lo que se come, sino lo que se deja de comer. De esta manera, si estos regímenes se siguen de forma prolongada, pueden provocar deficiencia de elementos nutricionales importantes, como vitaminas y minerales. Por normal general, no son recomendables en menores de 18 años o mayores de 65. Asimismo, deben evitarse durante el embarazo y la lactancia y entre aquellas personas que tengan problemas de salud.
Los especialistas insisten en no prolongarlas más allá de dos meses sin supervisión. En caso de optar por este tipo de dietas, se aconseja hacerlo bajo control médico, con determinaciones analíticas y con los suplementos nutritivos que ayuden a compensar las deficiencias provocadas.

Cuidado con la salud cardiovascular, el cáncer y la diabetes

El consumo de carne roja, sobre todo la procesada, está directamente relacionado con un mayor riesgo de mortalidad, además de un mayor índice de enfermedades cardiovasculares y cáncer. Así concluye un estudio que apunta que para la salud, no solo es importante la cantidad de proteínas que se ingieren sino su tipo. En el trabajo, realizado por investigadores de la Universidad de Harvard (EE.UU.), se analizaron los datos de 37.698 hombres que participaron en el "Estudio de Seguimiento de Salud", realizado entre 1986 y 2008, y los de 83.644 mujeres que formaron parte del "Estudio de Salud de Enfermeras", llevado a cabo entre 1980 y 2008, todos libres de enfermedades cardiovasculares y cáncer al comienzo del seguimiento. Durante cuatro años, los investigadores siguieron la dieta de los participantes mediante cuestionarios cada cuatro años, y registraron el número de fallecimientos durante el mismo periodo de tiempo. Después, relacionaron los datos teniendo en cuenta otros factores como el estilo de vida, la toma de suplementos vitamínicos, la práctica deportiva y el historial familiar de diabetes, infarto de miocardio, hipertensión e hipercolesterolemia.
Se registraron 23.926 muertes en total, de las cuales 5.910 eran debidas a las enfermedades cardiovasculares y 9.464 ocasionadas por el cáncer. Con todo, observaron que la sustitución diaria de una ración de carne roja por una de pollo, pescado, nueces o legumbres se relaciona con una reducción del riesgo de mortalidad de entre un 7% y un 19%. En otras palabras, estimaron que se podría haber prevenido el 9,3% de muertes en los hombres y el 7,6% de las mujeres incluidos en la investigación, si se hubiese reducido el consumo de carne roja hasta media ración diaria (unos 42 gramos aproximadamente). El estudio, publicado en la revista "Archives of Internal Medicine", forma parte de una línea de investigación donde los mismos autores ya habían relacionado el consumo de carne roja con un mayor índice de diabetes tipo 2.

MAYOR RIESGO CÁNCER DE COLON, ESÓFAGO Y ESTÓMAGO


¿Por qué la carne roja se asocia con un mayor riesgo de mortalidad? La respuesta parece estar en una investigación realizada por investigadores de Cambridge (Reino Unido), en la que comparan las células del intestino de personas que consumen carne frente a las de personas vegetarianas. Los resultados indican que en las células del intestino de los vegetarianos hay un menor daño en su ADN, hecho que podría explicar por qué se relaciona el consumo de carne con un mayor riesgo de cáncer de colon, esófago y estómago. Este daño, al parecer, es debido a la producción de sustancias tóxicas durante la cocción y digestión de la carne, aunque faltan más estudios que corroboren estas conclusiones.
Los expertos reiteran que no hay que dejar de consumir carne, sino que se trata de seguir una dieta equilibrada y moderar las dosis de carne roja, que puede sustituirse por otras fuentes de proteínas más saludables, como el pescado o el pollo. Esto es importante en España, uno de los países más consumidores de carne del mundo; se estima que se llega a ingerir de media entre 164 y 250 gramos al día, cuando los expertos aconsejan no sobrepasar los 70 gramos.


TERESA ROMANILLOS

jueves, 3 de mayo de 2012

Una despensa para 9.000 millones de personas


Expertos mundiales plantean si los métodos tradicionales de producción pueden cubrir las necesidades alimentarias de una población en continuo crecimiento


 Uno de los mayores retos a los que se enfrenta la humanidad de cara a las próximas décadas pasa por proporcionar
alimentos a los más de 9.000 millones de personas que, según las previsiones de la FAO, poblarán el mundo en el año 2050. Esto debe conseguirse en el marco de la seguridad alimentaria, entendida como el acceso físico y económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para satisfacer las necesidades alimenticias. Las estrategias para conseguir este difícil cometido varían en función de quién las plantee, pero se resumen en dos corrientes principales. La primera aboga por los métodos tradicionales y la segunda defiende que solo la investigación proporcionaría la cantidad de alimentos necesaria.

La primera de las estrategias, que defiende los métodos tradicionales, se basa en optimizar los recursos naturales para resolver el problema del abastecimiento alimenticio. Se trataría de incrementar la actual producción de alimentos con la mejora de las especies utilizadas, mediante una selección de razas ganaderas y semillas, y agregar nuevas tierras de cultivo que aún no se han explotado. En la actualidad, hay alrededor de 70 millones de hectáreas de terreno cultivable que no se explotan, sobre todo, en el continente africano y en Sudamérica. Un segundo sector defiende que, pese a todos los esfuerzos realizados, sería imposible alcanzar los objetivos de producción de alimentos fijados, un 70% más, por lo que defienden que solo la investigación e implantación de nuevos métodos y técnicas de obtención de alimentos no tradicionales, proporcionaría la cantidad suficiente de alimentos para cubrir las necesidades a medio y largo plazo.

Desperdicio de alimentos, principal problema

Los países industrializados desperdician gran cantidad de alimentos a través de toda la cadena
La solución estaría en combinar ambas tendencias, optimizar al máximo la producción de los recursos naturales y complementarla con nuevas fuentes de alimentación. Sin embargo, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) advierte de que, más que un tema de producción de alimentos, es un problema de desigual distribución. Según proclama esta institución mundial, se producen alimentos en suficiente cantidad como para satisfacer las necesidades mundiales. Sin embargo, la mitad del planeta se muere de hambre, mientras que la otra mitad enferma de obesidad.
Además, y según se denuncia desde diferentes estamentos, el llamado "primer mundo", los países industrializados, desperdician gran cantidad de los alimentos a través de toda la cadena, desde la producción hasta el consumo, debido en muchas ocasiones a una mala gestión que puede y debe optimizarse.

Suministro seguro de alimentos

El problema no es nuevo: cubrir las necesidades de alimentación ha sido y es una prioridad, no siempre resuelta, en el ser humano, habituado a buscar asentamientos que le proporcionaran abundante agua y alimentos. Primero mediante la caza y la recolección y después, con el inicio de la agricultura y la ganadería, los pobladores de la tierra se aseguraron un suministro más o menos continuo de alimentos para sus comunidades, aunque no siempre con éxito. La historia muestra cómo hubo grandes periodos de hambruna que diezmaron la población, por no mencionar que, en ocasiones, la escasa variedad de los alimentos disponibles y la falta de higiene eran causa de epidemias y enfermedades.
Hace menos de un siglo, comenzaron a desarrollarse técnicas de producción intensiva que intentaban asegurar una fuente de alimentos estable mediante la mecanización de los métodos ganaderos y agrícolas que primaban la rentabilidad, así como la aplicación de nuevas técnicas de procesado y conservación de los alimentos. El objetivo era que el abaratamiento de los alimentos proporcionaría mayor accesibilidad a gran variedad de alimentos, por lo que mejoraría la dieta y la salud pública. Mediante este tipo de producción intensiva, aumentó la cantidad de alimentos (y en ocasiones se perdió su estacionalidad) pero, en opinión de muchos, a costa de disminuir su calidad.
Es común escuchar que los alimentos no son lo que eran y que no saben a lo que sabían antaño. La incorporación de productos químicos en la industria agroalimentaria puso en el punto de mira la calidad de los alimentos y la seguridad de su consumo, una de las prioridades de la producción alimentaria en el mundo industrializado. Además, la explotación intensiva de recursos naturales es también una amenaza a la estabilidad del medio ambiente. De ahí que ciertos sectores insistan en la necesidad de volver a formas de producción de alimentos más respetuosas con el entorno y en sintonía con las maneras tradicionales, los alimentos ecológicos, que para otros son, por su escasa eficiencia, incapaces de cubrir la demanda mundial.

Cambio climático y seguridad alimentaria

Como factores agravantes del problema, hay que mencionar el cambio climático, que dificulta en muchas zonas del mundo la producción de alimentos, y la crisis económica global, que no solo empeora la situación, sino que impedirá alcanzar los objetivos fijados para 2015 y que, entre otros, pretenden reducir a la mitad el número de personas que pasan hambre en el mundo.
Hay que tener en cuenta un dato relevante: la población mundial ha aumentado más en estos dos últimos siglos que en todos los anteriores. Al comenzar el siglo XX, 1.500 millones de personas poblaban la Tierra, mientras que hoy en día la población mundial ronda los 7.000 millones. Una cifra que no para de crecer, a la vez que se alarga la esperanza de vida y disminuye la tasa de mortalidad infantil. Además, los nuevos hábitos alimentarios y el desarrollo de potencias como China o India incrementan las necesidades de grandes poblaciones que completan su dieta con alimentos que no habían consumido. Los tradicionales arroz y verduras se sustituyen por carne de vacuno, cuyo precio medioambiental de producción es mucho más elevado en consumo de agua.

"Producción" de proteínas

Sin duda, uno de los nutrientes que más problemas causa por su carencia son las proteínas, bien por la dificultad de conseguirlas o por el alto precio, ya que las más aprovechables por el organismo se encuentran sobre todo en los alimentos de origen animal, los más caros. Además, desde el punto de vista medioambiental, en su producción se utiliza gran cantidad de agua. Las opciones para este problema son diversas: desde incorporar a la dieta animales no consumidos, e incluso insectos, hasta potenciar el consumo de proteínas vegetales que, bien combinadas, aportan unas proteínas de buena calidad.
El mar es también una magnífica fuente de proteínas, que debe gestionarse con racionalidad para evitar dañarlo de manera irreversible También hay soluciones más vanguardistas. Dentro del campo de la investigación biotecnológica, las llamadas proteínas monocelulares SCP (Single Cells Proteins) son levaduras que se obtienen a través de la fermentación de sustratos ricos en hidratos complejos, como celulosa, que pueden utilizarse como fuente alimenticia de este nutriente.
En la actualidad, se estima que alrededor de 1.000 millones de personas pasan hambre, una cifra que continúa en aumento. No solo se trata de alimentarse, sino de hacerlo de forma adecuada, con una dieta variada y saludable que cubra las necesidades nutricionales y de una manera sostenible y respetuosa con el planeta. Quizá algún día estén disponibles en los laboratorios los alimentos artificiales, fruto de la síntesis de sus nutrientes, como proteínas, grasas e hidratos de carbono, vitaminas, aminoácidos o sustancias aromáticas, que combinados de manera adecuada, den como resultado alimentos comunes.
De momento, los expertos sostienen que para poder crear un sistema de alimentación global sostenible en el siglo XXI se tendrán que gestionar cuestiones clave como la biodiversidad, los recursos energéticos, el agua o las migraciones poblacionales del campo a la ciudad. El reto será crear una nueva alimentación que sea capaz de sustentar a más gente de manera más equitativa.

LA COMIDA MÁS BARATA DEL MUNDO


Científicos de la Real Sociedad de Química del Reino Unido (RSC) han catalogado un sándwich que cuesta alrededor de 11 centavos de dólar (poco más de 8 céntimos de euro) como la comida más barata. Es una rebanada de pan tostado, entre dos pedazos de pan con mantequilla, sal y pimienta. Aunque también tiene la variante de una rebanada de pan sin tostar entre dos tostadas. Según los miembros del RSC que lo han probado, es muy agradable al paladar y proporciona sensación de saciedad, a la vez que se ahorra dinero y calorías. De acuerdo con los datos proporcionados por la RSC, este bocadillo tiene 330 calorías, 9,5 g. de proteínas, 12 g. de grasas, 55 g. de hidratos de carbono y vitaminas A, B1, B3, y D. Todo ello, por poco más de la décima parte de un dólar.
Para reducir aún más las calorías, se puede optar por margarina en vez de mantequilla; y al contrario, por un poco más de dinero, puede completarse si se agrega huevo, sardinas o verduras. Sin embargo, el "invento" no es ninguna novedad y está vinculado a la cultura gastronómica británica. Se nombra incluso en un libro sobre gestión del hogar que data de hace 150 años y, en plena crisis, la receta está de plena actualidad. Los científicos estaban tan seguros de sus virtudes nutricionales al mejor precio, que incluso ofrecieron un incentivo económico para quien pudiera conocer una elaboración más barata.
MAITE PELAYO