Los aminoácidos de cadena ramificada
ayudan a la recuperación muscular después del ejercicio y sirven de apoyo al
crecimiento de los músculos
Con el fin de aumentar el rendimiento físico, los deportistas recurren
a distintos tipos de complementos nutritivos para compensar las limitaciones
genéticas en su estado hormonal y en su desarrollo muscular. Están muy
sensibilizados con todos los temas relacionados con la nutrición y, en
determinadas categorías, son asiduos al uso de distintos productos específicos
de nutrición deportiva. Pero muchos de los mensajes que acompañan los productos
y complementos nutricionales, como la "mejora del rendimiento",
"aumento de la masa y de la fuerza muscular", "atenuación de la
fatiga" o "mejora del sistema inmune", son desproporcionados
porque no se corresponden ni con las sustancias ni con las dosis propuestas.
Los concentrados proteicos o de aminoácidos específicos (componentes básicos de
las proteínas), como los denominados aminoácidos de cadena ramificada (BCAA),
forman parte del catálogo. La novedad en este ámbito es la reciente opinión
científica publicada por la
Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) sobre los
fundamentos en los que se han de basar las declaraciones de propiedades
saludables respecto al rendimiento que se adjudica a los aminoácidos
ramificados.
La capacidad de trabajo físico del organismo humano tiene su
máximo exponente en el movimiento activo, para lo cual es necesaria la
contracción muscular. Para que esto suceda, se necesita un adecuado y continuo
aporte de energía a las fibras musculares activas, durante el tiempo necesario.
Los principales sustratos energéticos utilizados por el organismo durante el
ejercicio físico son los hidratos de carbono y las grasas. Los primeros
constituyen la principal fuente energética durante los ejercicios de mayor
intensidad y menor duración (deportes explosivos), mientras que las grasas lo
son durante los ejercicios de baja intensidad y larga duración (deportes de
resistencia).
Crecimiento y mantenimiento de la masa muscular
En circunstancias especiales de baja disponibilidad de sendos
nutrientes, el organismo utiliza otros sustratos energéticos, como el lactato y
ciertos aminoácidos (aminoácidos de cadena ramificada o BCAA y glutamina). En
condiciones normales, los aminoácidos contribuyen poco al gasto energético
total ya que, en principio, su efecto fisiológico es otro, como la nutrición
del músculo. Sin embargo, en los deportes aeróbicos de larga duración (ciclismo,
maratón...) o de alta intensidad sobre alguno o algunos músculos concretos
(entrenamiento de fuerza con pesas), los depósitos musculares de glucógeno
sufren un importantísimo descenso e, incluso, se consumen por completo. En
estas situaciones, es cuando el organismo comienza a utilizar de manera
importante las propias proteínas musculares, en particular, los aminoácidos de
cadena ramificada, para convertirlos en energía.
Tras un ejercicio aeróbico intenso y
prolongado o un entrenamiento de fuerza, disminuyen los niveles plasmáticos de
aminoácidos ramificados
Ello trae consigo un descenso notable de los aminoácidos en el
músculo, lo que se traduce en un aumento del tiempo de recuperación muscular y
un descenso en el rendimiento del deportista para afrontar el siguiente
entrenamiento o competición. Desde el ámbito de la medicina del deporte y de
los propios deportistas, se insiste desde hace años en que, si no se corrige a
tiempo esta situación por medio de la dieta y, sobre todo, con un aporte puntual
de aminoácidos ramificados, podría descender la potencia, la fuerza física y la
resistencia ante un esfuerzo continuado.
No obstante, el mensaje que defiende un consumo extra de BCAA en
favor de un mayor crecimiento o un mejor mantenimiento de la masa muscular no
está justificado. El Grupo de revisión de la EFSA informa de que los distintos estudios que
proporcionan referencias sobre los efectos positivos de los BCAA (sobre la
capacidad y el rendimiento físico, la síntesis de proteínas y/o la degradación
de las proteínas y los cambios en la masa muscular) son poco significativos y
no permiten extraer conclusiones para el fundamento científico del efecto de
tales alegaciones. En consecuencia, la
EFSA concluye que no se ha demostrado una relación
causa-efecto entre el consumo específico de BCAA y el crecimiento o el
mantenimiento de la masa muscular superior a la propiciada por un consumo
normal de proteínas mediante la dieta. Los textos que propone la Autoridad Europea
como declaración de propiedades saludables asociados al consumo de BCAA son:
"ayudan a la recuperación muscular después del ejercicio",
"reducen la degradación del músculo después del ejercicio",
"tienen un efecto anabólico en el metabolismo de proteínas después del ejercicio"
y son componentes que "sirven de apoyo al crecimiento muscular". Las
condiciones de uso de los aminoácidos de cadena ramificada se establecen en 77
mg por kilogramo de peso corporal antes de la práctica deportiva.
Hipótesis de la fatiga central
Con el consumo de aminoácidos ramificados se persigue aumentar la
masa muscular, acelerar la recuperación del músculo y prevenir la fatiga. Ésta
puede definirse como la pérdida de fuerza máxima o de potencia de salida. La
recuperación de la fatiga muscular es la recuperación de la fuerza muscular
máxima tras un ejercicio vigoroso. Esto es beneficioso para el rendimiento
deportivo en las disciplinas donde la pérdida de fuerza muscular se traduce en
una merma del rendimiento. La hipótesis descrita por los autores del libro
"Nutrición en el deporte. Ayudas ergogénicas y dopaje" sugiere que el
incremento de los niveles cerebrales de serotonina (neurotransmisor) puede
alterar la función del sistema nervioso central y llevar al desarrollo de la
fatiga. Esto sucede en respuesta a un descenso plasmático de aminoácidos
ramificados, junto con una mayor disponibilidad de triptófano, precursor de la
serotonina. Pero, ¿por qué se desarrolla esta circunstancia?
La disminución plasmática de BCAA puede
alterar la función del sistema nervioso central y provocar fatiga y un menor
rendimiento
Tras un ejercicio aeróbico intenso y prolongado en el tiempo, como
ciclismo, maratón, duatlón,
triatlón, etc., o un entrenamiento de fuerza con pesas, el organismo detecta un
nivel bajo de aminoácidos ramificados en sangre. Estos son tres: leucina,
isoleucina y valina. Por otra parte, aumentan los niveles de ácidos grasos
libres, que desplazan al triptófano de su unión a la albúmina (en condiciones
normales, este aminoácido se transporta por la sangre unido a esta proteína),
por lo que se incrementa la concentración plasmática de triptófano libre. Al
detectarlo el cerebro, éste ordena la segregación del neurotransmisor
serotonina a partir de triptófano. Se sabe que la serotonina, entre otros
efectos, induce el sueño, desciende la excitabilidad nerviosa y suprime el
apetito. Este desequilibrio entre triptófano libre y BCAA puede ser la causa de
una fatiga aguda tanto fisiológica como psicológica y, en consecuencia, el
factor responsable de la disminución del rendimiento físico.
A partir de estos conocimientos, se plantea la hipótesis de que
tomar una cantidad extra de BCAA puede prevenir el descenso plasmático de estos
aminoácidos, estabilizar el cociente triptófano libre/BCAA, limitar la subida
de los niveles de serotonina en el cerebro y mejorar la resistencia a la fatiga
del deportista durante un ejercicio aeróbico prolongado. Estos efectos se han
comprobado con efectividad en animales de experimentación, aunque los ensayos
clínicos en deportistas logran resultados menos contundentes. Por esta razón, la EFSA considera que no se
puede llegar a la conclusión de que consumir un suplemento de BCAA
"reduzca la fatiga". Además, en dosis muy elevadas, los aminoácidos
ramificados pueden incrementar los niveles de amoniaco y causar efectos
tóxicos. Eso sí, está demostrado que el aporte extra de carbohidratos reduce la movilización
de los ácidos grasos que compiten con el triptófano para unirse a la albúmina
y, en consecuencia, se reduce la fatiga de origen central.
TRES AMINOÁCIDOS ESENCIALES
Los aminoácidos ramificados
son tres: leucina, isoleucina y valina. Desempeñan importantes funciones
fisiológicas, son elementos básicos para que se genere la síntesis de proteínas
musculares y, al estar presentes en una proporción adecuada, disminuye la
degradación proteica después del ejercicio.
Durante la actividad, si ésta
es muy intensa, pueden actuar como sustratos energéticos necesarios para la
contracción muscular y, si es prolongado en intensidad y en tiempo, disminuyen la
fatiga a través de efectos indirectos sobre el sistema nervioso central.
También estimulan de forma parcial la producción de insulina, que ayuda a
transportar la glucosa y los aminoácidos al interior de las células.
MAITE ZUDAIRE
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