Los malos hábitos de higiene y alimentación son el principal factor del incremento de infecciones provocadas por parásitos
Los parásitos son microorganismos presentes en los
alimentos y en el agua de consumo, con capacidad para provocar enfermedades en
los humanos. Su tamaño es variable, desde organismos no visibles para el ojo
humano hasta gusanos visibles a simple vista. Los parásitos se
alimentan de los nutrientes presentes en los alimentos y en el agua y la mayoría
proceden de las heces de los animales que, a través de las manos,
utensilios, insectos y agua contaminada, llegan a los alimentos. La clave para
evitarlos es, por tanto, una buena prevención con una
correcta higiene. Sin embargo, los especialistas del Instituto
Nacional de Salud (INS) advierten de que las enfermedades parasitarias
transmitidas por alimentos podrían incrementarse debido a una falta de medidas
preventivas.
Los principales motivos de la transmisión de parásitos son la
falta de higiene, el consumo de frutas y verduras lavadas de forma inadecuada,
una escasa cocción de la carne o el pescado y el consumo de agua contaminada.
Aunque parece una infección poco frecuente, la Organización Mundial
de la Salud
(OMS) estima que las patologías parasitarias afectan a las de un 10% de la
población mundial. Las más comunes son las infecciones por Giardia duodenalis, Cryptosporidium parvum, Cyclospora cayetanensis, Toxoplasma
gondii, Trichinella spiralis, Taenia saginata (gusano de la carne de res) y Taenia solium(gusano de la carne de
cerdo).
Los malos hábitos de higiene y alimentación son el principal
factor del incremento de este tipo de infecciones, según María Beltrán,
coordinadora del Laboratorio de Enteroparásitos del INS. Una parasitosis
comporta pérdida de nutrientes de gran importancia, como el hierro, ya que el
parásito se alimenta de la sangre y se queda con los principales nutrientes del
organismo. Los síntomas de una infección parasitaria suelen ser: diarreas,
cansancio, anemia, pérdida de peso y malestar general.
Parásitos más comunes
Los parásitos emergentes son cada vez más
frecuentes, tanto en países en desarrollo como desarrollados
Según los expertos, cada vez son más
frecuentes los parásitos emergentes, es decir, nuevas
enfermedades causadas por parásitos que no se localizan solo en países en
desarrollo, sino también en países desarrollados, debido a la migración de
personas, alimentos y animales. El riesgo de contaminación parasitaria es, por
lo tanto, frecuente. Además, según los últimos informes científicos, las
parasitosis más habituales se vuelven más frecuentes. Destacan:
·
Giarda duodenalis, causante de giardiasis, es un organismo unicelular que vive en
los intestinos de las personas y los animales. Está omnipresente en todo el
mundo y es uno de los principales causantes de infección parasitaria. Está
asociado al consumo de agua contaminada y al de carne cruda infectada con el parásito, así como al
contacto de superficies contaminadas con heces de animales o personas y que, a
través de las manos, llegan a la boca. Diarrea, calambres abdominales, gases y
náuseas son los síntomas habituales. Estos se desarrollan a partir de la semana
siguiente a la ingestión del parásito. Las infecciones crónicas pueden causar
deshidratación y una pérdida grave de peso corporal.
·
Cryptosporidium parvum, causante de cryptoporidiosis, es un parásito unicelular y una de
las mayores causas de enfermedades transmitidas por agua en todo el mundo. Se
halla en los intestinos de una gran variedad de animales, como vacas, ovejas o
cabras. Esta infección puede ser intestinal, pero también puede afectar a la
traquea y al pulmón. Este parásito se
encuentra en los suelos, en alimentos, en el agua y en superficies contaminadas
con heces infectadas. El proceso de infección es el mismo que
el anterior, por consumir alimentos poco cocinados e infectados previamente y
con el contacto con heces infectadas que después llegan a la boca del ser
humano. Los síntomas se desarrollan de 3 a 10 días después de la ingestión, en forma
de diarrea, calambres estomacales, dolor de estómago y fiebre. Sin embargo,
algunos casos pueden ser asintomáticos.
·
Toxoplasma gondii, causante de toxoplasmosis, es un parásito unicelular presente
también en cualquier rincón del mundo y que supone la tercera causa de muerte
por parasitosis a través de alimentos. Su contaminación se debe, sobre todo, al
consumo de carne de res, cerdo, ternera o cordero poco cocinada. También está
presente en las aves, con lo que es imprescindible su correcta cocción, y los
gatos pueden ser también portadores frecuentes, de manera que se ha de extremar
la higiene después de manipularlos. Este parásito añade un riesgo: la transmisión
de madre a feto, lo que podría complicar el embarazo. Los síntomas no son
graves, pero se padecen dolores musculares o hinchazón de las glándulas
linfáticas. En personas con un sistema inmune débil, puede causar problemas más
serios y desarrollar una toxoplasmosis severa que puede dañar el cerebro. Los
síntomas son patentes entre una semana y un mes después de consumir el
parásito.
·
Trichinella spiralis, causante de triquinosis,
es un gusano intestinal de forma redonda. El principal causante es el consumo
de carne cruda de cerdo, jabalí salvaje, osos, pumas, lobos, caballos o zorros.
Estos parásitos no se transmiten de persona a persona. Los principales síntomas
son náuseas, diarreas, vómitos, fiebre y dolor abdominal, cefaleas, dolor
muscular y escozor cutáneo. Los síntomas son frecuentes dos días después de
consumir la carne contaminada.
·
Taenia saginata y Taenia solium:
la primera es la conocida como gusano plano de la carne de res y la segunda,
como gusano plano de la carne de cerdo. Esta infección es más habitual en
países subdesarrollados, donde las prácticas
higiénicas son escasas. Sin embargo, es posible en cualquier parte del mundo,
debido al consumo de carne contaminada cruda o poco cocinada. Son poco
habituales los síntomas de infección, aunque en ocasiones puede haber dolor
abdominal, pérdida de peso, problemas digestivos y hasta una obstrucción
intestinal. Estos se diagnostican de 10 a 14 semanas después del consumo, en el caso
de T. saginata, y de 8 a 12 semanas, en el caso de T. solium.
PREVENIR
PARASITOSIS
La prevención de las
parasitosis pasa por:
·
Lavado de manos adecuado, con agua caliente y jabón. Siempre antes y después de
manipular alimentos, ir al baño, cambiar pañales o tocar mascotas.
·
Consumir aguas tratadas.
·
Evitar tragar agua si se nada en ríos
o pantanos.
·
Cocinar los alimentos hasta alcanzar
una temperatura interna en el centro de la pieza de unos 70ºC .
·
Lavar las frutas y hortalizas antes de su consumo.
·
Mantener limpias las superficies de
manipulación de alimentos.
NATÀLIA
GIMFERRER MORATÓ
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