Alimentos
para cuidar la piel desde dentro
Alimentación, hidratación y actividad física
moderada son la triple receta para lograr una piel sana y reluciente
El verano ya está aquí. Es tiempo de enseñar
la piel y, también, de protegerla.
En los anuncios publicitarios, infinidad de productos cosméticos proponen
alternativas para lucir pieles perfectas, ¿pero es posible conseguir ese
objetivo de una manera natural y saludable? La respuesta es afirmativa. Además
de ser prudentes con la exposición a los rayos solares y de hacer ejercicio de
manera habitual, múltiples alimentos
contribuyen a cuidar la piel desde dentro. En este reportaje, se explica qué
nutrientes cuidan mejor nuestra piel y en qué alimentos se encuentran, junto
con consejos prácticos para aprovechar mejor esos nutrientes e información para
conocer por qué es importante hidratarse y tomar sol con precaución.
Nutrientes
que cuidan mejor la piel y en qué alimentos se encuentran
Una buena hidratación, una
actividad física moderada y una alimentación equilibrada conforman la triple
receta para lograr una piel sana y reluciente. La hidratación favorece la salud y el buen aspecto
cutáneo. El ejercicio mejora el humor y el tono muscular,
por lo que también es importante para realzar la apariencia de la piel. Y la
buena alimentación es fundamental para mantener su
luminosidad (así como el ayuno prolongado es pernicioso porque provoca el
efecto contrario). Los nutrientes que mejor cuidan la piel son:
- El
ß-caroteno, precursor de la vitamina
A, también llamada retinol, o el licopeno, pigmento vegetal carotenoide.
La principal fuente es el tomate y sus productos derivados (zumos, sopas,
salsas). Además, los científicos afirman que el tomate procesado y
enlatado constituye una fuente mayor de carotenoides, ya que facilita la
absorción en el intestino. Otras fuentes fundamentales son: frutas y
verduras amarillas o anaranjadas (zanahoria, calabaza, boniato, melocotón,
cerezas, nectarinas, etc.), verduras de hoja verde, hígado y productos
lácteos.
- La
vitamina B6. Está presente en muchos
alimentos proteicos: pescado azul, huevo, frutos secos, levadura de
cerveza, carnes magras, plátano, pasas, alubias, cereales integrales y
aguacates.
- La
vitamina E. Presente en alimentos de
origen vegetal: cereales fortificados, frutos secos, germen de trigo,
aceites vegetales y verduras de hoja verde.
- La
vitamina C y el colágeno. Las mejores fuentes de vitamina C son las frutas, como los
cítricos, las fresas, las moras o los kiwis. También se encuentra en
verduras como los pimientos, la col o los tomates. Tiene una potente
acción antioxidante y está relacionada con la producción de colágeno, que
no se puede incorporar al organismo de forma externa y, sin embargo, es
una proteína básica para mantener la piel tersa y sin arrugas.
- Cobre. En carnes, crustáceos, verduras secas, agua potable y cacao.
- Selenio. Se concentra en carnes, huevos, marisco, ciertas setas y cereales.
Consejos
prácticos para aprovechar los nutrientes que cuidan la piel
Para conservar las vitaminas de los
alimentos recomendados, es importante:
- Servir
las frutas y las verduras crudas y mantenerlas cubiertas y refrigeradas.
- Cocer
las verduras al vapor.
- Asar
las carnes o hacerlas a la plancha.
- Almacenar
en envases herméticos, lejos de la luz, los alimentos que no necesitan
guardarse en la nevera.
- Consumir
cereales enriquecidos en vitamina E.
Para aumentar el consumo de los
minerales recomendados, se sugiere:
- Cocinar
el alimento en la menor cantidad de agua y en el menor tiempo posible.
- Aumentar
el consumo de alimentos integrales.
Para evitar contratiempos, conviene
recordar que:
- Las
vitaminas A y B6 pueden ser tóxicas en altas dosis, por ello no se
recomienda tomar suplementos si no es por indicación médica.
- Los
nutricosméticos fotoprotectores son un complemento, estimulan el bronceado
y las defensas naturales, pero no son sustitutivos de todas las
recomendaciones anteriores.
Cuidar
la piel: la hidratación como fuente de belleza
El agua mantiene la piel hidratada
y, al mismo tiempo, permite eliminar con facilidad las toxinas que la
perjudican. Además, proporciona nutrientes como el cobre, el selenio y el sulfuro,
necesarios para una piel cuidada y sana.
El secreto radica en ingerir líquidos con regularidad durante el día,
sin esperar a sentir sed
El secreto radica en ingerir
líquidos con regularidad durante el día, sin esperar a sentir sed. Sin embargo,
si se practica algún deporte, se debe controlar la cantidad de líquido que se
bebe. Para ello, el deportista debe pesarse antes y después de la actividad
física y beber el peso perdido. En cualquier caso, la norma general es tomar un
litro de agua por cada hora de ejercicio y se debe beber antes, durante y
después de la actividad física.
Mantener un buen nivel de líquidos
no solo contribuye a que la persona se sienta bien y a mejorar su salud,
también es una importante fuente de belleza: ayuda a mantener la piel hidratada
y a tener un aspecto saludable.
Tomar
el sol con precaución también nutre la piel
Cuando la luz solar entra en
contacto con la piel, el colesterol produce vitamina D. La fracción
ultravioleta B de la luz solar hace que esta se forme a partir de su precursor,
el 7-dehidrocolesterol. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda exponer la cara y los
brazos al sol durante unos 30 minutos al día, con la precaución de no quemarse,
para lograr una producción adecuada de vitamina D. Cualquier excedente de esta
vitamina liposoluble producido durante el verano puede almacenarse en el tejido
graso para su uso posterior. Es imposible obtener demasiada vitamina D a través
de la exposición solar, debido a un mecanismo autorregulador que provoca la
descomposición inducida de la vitamina D.
Según la OMS , las personas que no salen
de casa o las personas de piel oscura pueden sufrir carencia de vitamina D. Por ello, la
vitamina D de origen alimentario desempeña una función muy importante. Esta
vitamina es fundamental para mantener los huesos sanos, además de ser necesaria
para el funcionamiento de los músculos y el equilibrio. Su escasez puede
derivar en un mayor riesgo de padecer fracturas.
Se deben proteger, eso sí, las
zonas más sensibles: la piel del escote, el cuero cabelludo, la cara, las mamas
y los hombros. Ricardo Ruiz Rodríguez, director de la Clínica Dermatológica
Internacional y jefe de la
Unidad de Dermatología de la Clínica Ruber ,
aconseja también proteger la nariz, las orejas y los labios, ya que es donde
más melanomas se operan en consulta.
Los dermatólogos insisten en que
debemos proteger la piel de los rayos ultravioletas, muy peligrosos porque
intervienen en la generación del cáncer de piel. En verano, la mejor protección
es la pantalla física (sombreros, pañuelos, gafas, camisetas...) y las cremas
protectoras. La hidratación, en este caso, funciona como un complemento a la
adecuada exposición solar. Es decir, hay que cuidarse por dentro y ser prudente
por fuera.
ALMA PALAU FERRÉ
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