Ángel Gil, presidente de la Sociedad Española de Nutrición
Ángel Gil también preside el
vigésimo Congreso Internacional de Nutrición 2013.
La vitamina D es más importante para el organismo de lo que se
creía. Sus funciones van más allá de su contribución al desarrollo y
mantenimiento del sistema músculo-esquelético, puesto que tener niveles
adecuados es fundamental para no desarrollar enfermedades graves, como cáncer
de mama, colon y próstata, diabetes, enfermedades cardiovasculares y
autoinmunes, como la artritis reumatoide, o para combatir las infecciones. Dos
son las fuentes fundamentales de obtención de esta vitamina: la exposición
solar y el consumo de los alimentos, como algunos pescados (el salmón y la
sardina) y los lácteos. Sin embargo, en los últimos años, el exceso de
precaución frente al sol con el uso de cremas solares ha conducido a que
incluso los residentes en países tan soleados como España tengan un déficit de
esta sustancia. De hecho, se estima que en todo el
mundo hay mil millones de personas con una concentración baja del metabolito de
vitamina D, apunta en esta entrevista Ángel Gil, catedrático de
Biología y Bioquímica Molecular de la Universidad
de Granada y presidente de la Sociedad Española
de Nutrición, con motivo del Workshop "Una actualización de los
conocimientos actuales de la vitamina D", organizado por la Fundación Iberoamericana de Nutrición (FINUT) y celebrado en Santiago de
Compostela. Gil preside también el vigésimo Congreso Internacional de Nutrición
2013 que dispone la Unión
Internacional de Ciencia Nutricional (IUNS)
en Granada.
La vitamina D se ha
asociado al mantenimiento de la salud de los huesos, pero se ha descubierto que
también tiene otras funciones. ¿Es así?
En realidad, la vitamina
D más que una vitamina, es una
hormona y como tal funciona: el organismo puede sintetizar una parte a partir
del colesterol, sobre todo en el
hígado, y luego, en su fase final, en el riñón; y cuando es un compuesto activo
actúa casi sobre todas las células del organismo. Tenemos la capacidad de
sintetizarla mediante la dieta y la exposición solar. Tiene una función
fundamental en el desarrollo del sistema óseo y
del tejido conectivo (tendones, sistemas intercelulares, etc.), pero no solo
del propio individuo. Ahora se sabe que, al actuar en todas las células,
también modula la expresión de muchos genes. Además, tiene una función hasta
hace poco desconocida y de una importancia notable: es clave en el
mantenimiento del sistema inmune.
¿Actúa de defensa?
"Más de mil millones de personas en
el mundo tienen una concentración baja del metabolito activo de la vitamina
D"
Ahora se conoce que ante procesos
infecciosos es conveniente tener
niveles de vitamina D elevados, y que contribuye y mejora los procesos de
cicatrización de las heridas.
Algunas enfermedades de carácter autoinmune dependen de tener los niveles
correctos de vitamina D, que mejoran por acción del sistema inmunitario; también
influye en las afecciones de la
piel, como los eccemas, y las enfermedades de tipo alérgico. Cada vez se
dispone de más datos que evidencian que niveles apropiados de vitamina D
previenen algunos tipos de cáncer, como los de colon, mama y próstata, que son los más prevalentes
en la población. Este es un aspecto muy importante.
¿Por qué previene
algunos tipos de cáncer?
El cáncer es una proliferación celular no
controlada de un determinado tipo de tejidos. La vitamina D tiene una
influencia muy significativa en el ciclo celular y mantiene la actividad de
determinada forma para preservar la salud, y activa algunos genes, los
antiangiogénicos, que permiten el control de la proliferación celular de forma
biológicamente estable. Así, su carencia hace que el control del ciclo celular
se afecte y condicione un aumento de la producción del cáncer. Las relaciones
íntimas de esta sustancia en el cáncer aún se investigan, pero esa es una de
las razones.
¿Qué porcentaje de
la población española tiene niveles inferiores a los adecuados de vitamina D?
"Las cremas solares con un factor de
protección alto evitan el cáncer de piel, pero inhiben la síntesis de vitamina
D en la piel"
De hecho, la hipovitaminosis D tiene una alta prevalencia mundial:
mil millones de personas poseen una concentración baja del metabolito activo.
España cuenta con una alta presencia de sol, pero no en todas partes. En
Galicia, más del 25% de los niños y adolescentes tienen niveles insuficientes
de esta sustancia y más del 39% de deficiencia. La prevalencia de la
hipovitaminosis D es muy superior a la que se podría esperar. Hay una relación,
sin duda, con la falta de radiación solar y por la baja ingesta. En la zona de
Andalucía, en concreto, en Córdoba, donde se ha investigado a adolescentes, se
ha detectado que un 25% tienen niveles insuficientes, y la baja exposición
solar es una de las causas de este problema. Mucha población va a la playa y se
aplica cremas solares que tienen un factor de protección alto para evitar el
cáncer de piel, pero la consecuencia es que inhiben la síntesis de vitamina D
en la piel, cuando tomar el sol es fundamental para sintetizarla.
¿Cuál debe ser la
exposición al sol para obtener unos niveles adecuados de vitamina D?
La exposición solar necesaria varía según la hora, el día,
el tiempo y las características de cada persona. De forma general, es de 15 a 30 minutos al día y,
mucho mejor que tomar el sol de golpe, es la exposición repetida en el tiempo.
En nuestro país, teniendo en cuenta la latitud, esos 15 o 30 minutos sería lo
deseable. El problema, como le decía, son las cremas de protección solar.
¿Por qué impiden
las cremas de protección solar la síntesis de la vitamina D necesaria?
"La exposición solar necesaria es de
15 a 30
minutos al día"
Porque llevan filtros de rayos ultravioletas y son justo estas
radiaciones ultravioletas las que influyen en la síntesis de la vitamina D, que
no se produce por la luz, sino por un tipo de luz particular, que es la
ultravioleta. Aunque no hay que hacer un uso
excesivo del sol y evitar estar
mucho tiempo, también se sabe que la exposición al sol es importante para el
ser humano.
¿Es cierto que
basta con que esta exposición solar se produzca en las manos y la cara?
Lo deseable es que sea en todo el cuerpo, pero esto no siempre es
posible y, en estos casos, al menos debe dar el sol en la cara y en las manos y
en los brazos durante cierto tiempo. En verano y siempre que sea posible, en lugares
como la playa, se debe procurar que la exposición sea de todo el cuerpo, aunque
con cuidado de que no se prolongue demasiado.
¿Cómo se puede
obtener la vitamina D a través de la dieta? ¿Son saludables los productos
enriquecidos?
Algunos alimentos, de forma natural, tienen vitamina D. Así ocurre
con la grasa de la leche; sin
embargo, cuando se reduce su consumo, para evitar un exceso de energía,
disminuye el aporte. Una opción es tomar alimentos lácteos suplementados hasta
obtener los mismos niveles que tendría el producto natural. La leche desnatada
o semidesnatada suplementada con vitamina
D tiene un interés en este
sentido; también se pueden consumir mantequillas enriquecidas y pescado en una
cantidad importante para conseguir los niveles adecuados, sobre todo, azul, muy
rico en esta sustancia. En general, los requerimientos son entre 400 y 600 unidades
internacionales (UI) de vitamina D al día, aunque las embarazadas necesitan
hasta 500 UI diarias, o los niños prematuros, hasta 1.000 UI al día. Sin
embargo, tampoco hay que superar las cantidades recomendadas.
Medir los
niveles de vitamina D
Los niveles de vitamina D se
miden con un análisis del plasma sanguíneo en el que se busca el metabolito que
resulta de su síntesis, el 25 calcifenol. Cuando una persona tiene una
concentración de menos de 12 miligramos (mg) por mililitro (ml), se dice que
padece una deficiencia severa; cuando está entre 12 y 20 mg/dl, que tiene
deficiencia; entre 20 y 30, insuficiencia; y si tiene más de 30, se considera
normal, informa Ángel Gil.
Sin embargo, en la práctica clínica habitual no se miden sus
niveles sino la funcionalidad del organismo, de forma que el
médico deduce, a partir de signos y síntomas, si se padece un déficit. La
medición de sus niveles no se hace a través de un análisis de sangre ordinario, sino que
hay que solicitar uno adicional y específico. Sin embargo, a menos que los
pacientes formen parte de un subgrupo de la población con riesgo de deficiencia
de vitamina D, como las mujeres
postmenopáusicas, no es una costumbre frecuente.
CLARA BASSI
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