Seguir una dieta sin trigo para adelgazar
y curar varias enfermedades es la nueva "propuesta milagrosa" de
moda, sin respaldo científico
Cuando parece remitir la fiebre de la dieta Dukan, una nueva moda dietética surge
de la nada para amenazar la salud de los consumidores con falsas promesas. La
tesis: que el trigo es malo para la
salud. Como era previsible, viene refrendada por un médico que,
al igual que Dukan, notó en su consulta algo que, en su opinión, han pasado por
alto los "arrogantes" expertos en salud pública. Este, además, suma
su propia experiencia "sanadora", ya que afirma que él mismo mejoró
su salud hasta límites insospechables gracias a su dieta exenta de trigo. Llega
en un momento en el que las llamadas "dietas sin gluten" empiezan a
aparecer en boca de falsos gurús. El presente artículo desentraña las debilidades y
los peligros de esta nueva propuesta, sin olvidar el caso específico de quienes
padecen intolerancia al gluten.
Erradicar el trigo de la dieta: el origen
de la propuesta
Un médico llamado William Davis, de Milwaukee (Wisconsin),
quiere subir por méritos propios al podio de las dietas milagro. Por ello, de un tiempo
a esta parte no cesan de aparecer noticias (exentas de un mínimo de rigor científico) o notas de prensa rebosantes de promesas inanes que
hacen alusión a su "Biblia" dietética, un libro titulado 'Wheat Belly'
(o "tripa triguera"); es decir, vientre hinchado por culpa del trigo,
en alusión a la conocida frase "tripa cervecera".
Davis comienza por asegurar que con su libro se pierden "de
14 a 23 kg en los primeros
meses", peso que, según él, no se recupera. Basa sus afirmaciones en
anécdotas no publicadas en revistas científicas y, por tanto, no contrastables.
El profesor Edzard Ernst, uno de los mayores expertos mundiales en salud
pública, declaró el año pasado que "el plural de
'anécdota' es 'anécdotas', no 'evidencia'", para recordarnos que nuestras
observaciones no bastan para probar la eficacia de un tratamiento médico. Un
reciente texto sobre si señalar al melón causa su
pudrimiento amplía esta cuestión.
¿Dejar de comer trigo para curar
enfermedades?
Además de las promesas de adelgazamiento, que contradicen con soltura a los consensos internacionales sobre el
tema, Davis también afirma que su planteamiento consigue la "reversión de
la osteoporosis", la curación de la psoriasis y de las úlceras bucales e,
incluso, la desaparición de la calvicie. Pero va más allá, también se logrará
reducir el dolor de la artritis reumatoide y curar la colitis ulcerosa.
Vale la pena preguntarse cuántos estudios ha publicado Davis
sobre su "método". Como puede comprobarse aquí, la respuesta es
"ninguno". El matemático y astrónomo francés Pierre-Simon Laplace
afirmó, con razón, que "el peso de la evidencia de una afirmación
extraordinaria debe ser proporcional a su rareza". El peso de las
evidencias científicas que sustenten las raras afirmaciones anteriores debería
ser, por tanto, extraordinario, aunque su peso, como hemos visto, es nulo. Pese
a ello, el trigo es, para él, un
"veneno cotidiano".
¿Dejar de tomar integrales para
adelgazar?
Todas las entidades de referencia, nacionales e internacionales,
promueven sin ambages el consumo de cereales integrales. Tiene mucho sentido
sustituir la ingesta de cereales refinados por sus variantes integrales, comoaconsejan el World Cancer Research
Fund (WCRF) y el American Institute for Cancer Research (AICR). No obstante, el libro 'Wheat Belly'
asegura que eliminar de nuestras dietas el trigo, y eso incluye al trigo integral,
"es la clave para perder peso de forma permanente". La promesa de
perder mucho peso para siempre no sorprende (es lo que dicen a voz en grito
todos los libros de su categoría); lo que llama la atención es que meta en su
consejo al trigo integral.
El más reciente consenso español de prevención y tratamiento de
la obesidad, firmado por once sociedades científicas y refrendado por el
Ministerio de Sanidad, señaló que "un consumo alto de cereales
integrales está asociado a menores Masa
Corporal " y por ello recomienda, para la prevención de la ganancia de
peso, que "la dieta contenga una cantidad importante de cereales
integrales". Un muy riguroso análisis,
publicado en octubre de 2013 en la revista American Journal of
Clinical Nutrition, no mostró pruebas claras del papel de los
integrales en el tratamiento de la obesidad (sobre la prevención no cabe duda),
aunque sí observó efectos sobre la grasa corporal.
¿Mejor dos pasteles que el pan
integral?
En todo caso, el papel de los integrales para mejorar la salud,
sobre todo por su indiscutible papel para prevenir enfermedades
cardiovasculares, quedó demostrado en 2008 en un meta análisis publicado por el doctor Philip B.
Mellen y colaboradores, quienes aconsejaron a los responsables políticos, a los
científicos y a los médicos "que redoblen sus esfuerzos para incorporar
mensajes claros sobre los efectos benéficos de los cereales integrales".
Davis, en cambio, llega a asegurar que "dos rebanadas de pan
integral aumentan más los niveles de azúcar en sangre que dos pasteles".
Solo con esa afirmación ya bastaría para cerrar el libro.
El trigo y la enfermedad celíaca
Sin lugar a dudas, una persona que padece enfermedad celíaca
debe eliminar el trigo de su dieta. Pero de ahí a retirar el trigo de la
alimentación de toda la población va un mundo. Una persona que no tenga una
predisposición genética, aunque tome ingentes cantidades de trigo, no padecerá
la enfermedad. Es más, los doctores Juan Victoria y José Ramón Bilbao, en un texto denominado 'Novedades en enfermedad
celíaca', señalan que no todos los individuos susceptibles a sufrir esta
dolencia desarrollarán la patología, aunque se expongan al gluten.
Tal y como detalló este artículo,
publicado en EROSKI CONSUMER, una dieta sin gluten no es recomendable para la
población que no padece enfermedad celíaca o "sensibilidad al gluten no
celíaca", condiciones que debe diagnosticar un médico tras rigurosos
análisis individualizados. Gaesser y Angadi, en septiembre de 2012, mostraron que no hay datos que sustenten que
seguir una dieta sin gluten aporte beneficio alguno a la población general.
Incluso detallaron evidencias que sugieren que una dieta sin gluten podría ser
perjudicial para la salud intestinal en personas que no tienen las dos
dolencias antes citadas.
JULIO BASULTO