Los estudios con
suplementos de vitaminas y minerales muestran su escasa eficacia y arrojan
resultados decepcionantes
Buena parte de la población consume suplementos de vitaminas o
minerales. Los motivos para hacerlo son muy diversos, aunque en muchos casos se
pretende "compensar" con ello una mala alimentación. También influye,
tal y como ha indicado recientemente la Universidad de Harvard, la publicidad que suele acompañar a
tales suplementos, que nos quiere convencer de que tienen cualidades
superpoderosas, incluso mágicas. ¿De verdad pueden sustituir a una alimentación
saludable? ¿Tienen la capacidad de prevenir enfermedades como las patologías
cardiovasculares o el cáncer, que son las principales causas de mortalidad en
nuestro país? El siguiente
artículo aborda estas cuestiones y resume los principales hallazgos de uno de
los últimos y más rigurosos estudios sobre el tema.
Suplementos de vitaminas
y minerales: mitos y datos
Se les atribuye la capacidad de
evitar la oxidación y, con ella, el daño celular. Esa es la teoría que cobija
hoy a los suplementos antioxidantes. La práctica, sin embargo, indica algo distinto: no está claro que
estos suplementos sean "saludables" y es posible que tampoco sean
inocuos. ¿Qué ocurre con las vitaminas y los minerales? ¿Es posible tomar los
beneficios de los alimentos más sanos en pastillas? ¿La naturaleza se deja
encapsular?
La reputada revista Annals of
Internal Medicine es una de las más
citadas dentro del campo de la medicina. Es por ello que ha tenido tanto
impacto y tanto revuelo mediático la investigación que ha publicado en noviembre de 2013, que parte de la siguiente
premisa: "Los resultados de los estudios en los que se ha suplementado con
vitaminas han sido, en el mejor de los casos, decepcionantes". La
investigación se denomina 'Suplementos vitamínicos y minerales en la prevención
primaria de las enfermedades cardiovasculares y el cáncer' y ha sido coordinada
por la Agency for
Healthcare Research and Quality (AHRQ), una de las 12
agencias de salud de Estados Unidos.
El estudio se diseñó con el objetivo de averiguar, de acuerdo a
la revisión de todas las evidencias disponibles, si los suplementos
vitamínico-minerales previenen la enfermedad cardiovascular o el cáncer, pero
sobre todo se realizó para actualizar las recomendaciones de 2003 del U.S. Preventive Services Task Force. Dichas
recomendaciones fueron las siguientes:
No hay pruebas suficientes para recomendar o no recomendar del
uso de las vitaminas A, C y E, multivitamínicos con ácido fólico, o
combinaciones de antioxidantes para la prevención de las enfermedades
cardiovasculares o el cáncer.
Se desaconseja el uso de suplementos de beta-caroteno, solos o
en combinación, porque no aportan ningún beneficio y causan daños en adultos
que presentan riesgo de padecer un cáncer de pulmón.
Las nuevas conclusiones, diez años después, son también decepcionantes:
No hay evidencias que señalen que los suplementos de vitaminas o
minerales tengan un efecto en la prevención de los eventos cardiovasculares,
del cáncer o de la mortalidad en población sana.
En la mayor parte de casos, no hay suficientes datos como para
extraer conclusiones.
La falta de beneficio de los suplementos de vitamina E y betacaroteno
es bastante clara.
Es desaconsejable seguir estudiando sobre suplementos que
contengan beta-caroteno o las vitaminas A, C, y E en la población general que
no sea deficitaria en estos nutrientes (la mayoría).
Hay datos que señalan una cierta disminución en el riesgo de
cáncer en varones (no en mujeres) que toman multivitamínicos, pero como el
efecto, además de ser muy pequeño ("marginal"), no se observó en
mujeres, "se hace muy difícil llegar a la conclusión de que la
suplementación con multivitamínicos sea beneficiosa".
Los suplementos de beta-caroteno "incrementan el riesgo de
cáncer de pulmón en fumadores".
Estos resultados, en todo caso, no son aplicables a los
beneficios demostrados de pautar ciertos suplementos en situaciones de déficit
(por ejemplo, en casos de anemia ferropénica) o en estados fisiológicos
concretos, como el embarazo y la lactancia. Es el caso, por ejemplo, de los
suplementos de ácido fólico en gestantes.
¿Cuántos suplementos
tomamos en España?
Una investigación centrada en
población adulta española, y publicada en 1999 en Gaceta Sanitaria, observó
que el 5,2% de mujeres y el 1,7% de hombres tomaban suplementos vitamínicos y
minerales. Diez años después, nuestra ingesta de dichos suplementos aumentó de
forma notable: el antiguo 5,2% para las mujeres se convirtió en un 8,5% y el
1,7% para los hombres pasó a ser un 4%, según datos aparecidos en la revista European Journal of Clinical Nutrition. Nuestro consumo de esta clase de "ayuditas" va en
claro aumento, aunque está muy lejos de lo que se observa en Estados Unidos,
donde cerca del 40% de la población las consume.
La tendencia al alza de este consumo
es motivo de preocupación. Tomar suplementos de vitaminas, minerales o
antioxidantes no solo no tiene eficacia probada sino que, además, puede ser
riesgoso para la salud en ciertos casos, como se señalaba con el beta-caroteno
y el cáncer de pulmón. Y, en última instancia, esa percepción de que son
"ayuditas" está muy lejos de ser verdad, a menos que nuestro objetivo
sea saltarnos una dieta saludable sin culpa. Para estar sanos, el camino más
seguro (y el más eficaz) es seguir una alimentación saludable y escoger mejor los alimentos que conforman nuestra dieta
cotidiana.
JULIO BASULTO