El interés
creciente por la nutrición, las expectativas, el desconocimiento y las promesas
alimentan el éxito de los falsos gurús de la alimentación y sus propuestas
Beber agua de mar, olvidarse de la leche, suprimir cereales y legumbres o quitar para siempre el aceite de
oliva de nuestra cocina. Estas indicaciones son solo algunos ejemplos de los
inquietantes "consejos nutricionales" que se ponen sobre la mesa de
muchos hogares, ya sea en forma de dietas milagro, folletos publicitarios o
libros. Todos ellos, por supuesto, vienen presentados con un empaque elegante y
cuidado (a menudo, de la mano de algún personaje famoso que poco sabe de
nutrición, pero mucho de audiencias) y que convierten a estos
"métodos", fórmulas o libros en éxitos absolutos de ventas. Dado que
la alimentación es clave para la
salud, cabe preguntarse por qué funcionan tan
bien estas dietas, qué problemas pueden ocasionar y, sobre todo, cómo descubrir
a los falsos "gurús" que las promueven.
Falsos gurús: los
seis rasgos habituales
¿Qué tienen en común la actriz
estadounidense Gwyneth Paltrow, el médico japonés Hiromi Shinya y el francés
Pierre Dukan? Los tres son autores de libros sobre nutrición que arrasan en
índices de ventas (y a la salud de sus lectores). En principio, no parece
lógico brindar credibilidad a una autora cuyo currículum nutricional es nulo, o
a otros autores que, aun siendo médicos, contradicen en sus libros a las recomendaciones
dietéticas de las entidades de
referencia en salud pública. Sin embargo, y pese a las continuas críticas de la
comunidad científica, el hecho de que 'It's all good' o 'La enzima prodigiosa'
se hayan convertido en Best Sellers obliga a detenerse en este asunto.
Es claro que cada vez hay más
interés por la nutrición. Y esto, aunque se trata de algo deseable, en
ocasiones se acompaña de expectativas exageradas y poco realistas al respecto
de los beneficios de una buena alimentación. Sobre todo, porque los
conocimientos dietético-nutricionales de la población son bastante
superficiales. Eso nos convierte en lectores vulnerables y crédulos ante las
campañas de ventas, los mensajes bien montados, los libros bonitos o los falsos
testimonios. Para poner freno a esa situación, a continuación se listan seis
rasgos que suelen compartir los falsos gurús:
1.
Venden suplementos dietéticos, o bien perciben una contraprestación
económica en función del volumen de venta (un ejemplo, el salvado de avena
'Dukan'). El profesor Edzard Ernst (investigador y experto en evidencias
científicas) considera que "cuando un científico se
vuelve empresario, la verdad puede estar en riesgo".
2.
Realizan declaraciones irrazonables o exageradas relacionadas con la
alimentación, tales como rápidas disminuciones de peso o "curación"
de una amplia gama de enfermedades (demencia senil, aterosclerosis, disfunción
renal, depresión, osteoartritis o incluso el cáncer).
3.
Afirman que sus teorías son aplicables a toda clase de pacientes, con
cualquier tipo de desorden físico, mental o emocional, sean adultos o niños.
4.
Sustentan sus tesis en teorías categóricas que suelen hacer alusión a
la insulina, al índice glucémico, a la inflamación, a la oxidación y al
metabolismo (este último nunca falla).
5.
En sus argumentos no faltan palabras o frases tales como
"desintoxicación", "sin químicos", "limpieza",
"equilibrio interior", "curación vibracional" o
"alimentación natural y energética" (la palabra "natural"
es muy habitual escucharla en boca de los falsos gurús).
6.
Mencionan a las llamadas "teorías de la
conspiración", del estilo: "La industria farmacéutica y el gobierno
trabajan juntos para ocultar información acerca de una cura milagrosa".
Siempre es mentira. Una mentira que pretende distraer al lector de las obvias
preguntas de sentido común acerca de la llamada "cura milagrosa".
Sobre el
currículo del falso gurú
Para detectar al falso gurú, a
veces basta con revisar su currículum, lleno de vaguedades tales como "me
interesa todo lo relacionado con la salud y la armonía interior" o
"he estudiado en diferentes países", sin concretar en ningún momento
qué clase de titulación sanitaria posee. En ocasiones, se auto atribuye un
doctorado inexistente o menciona universidades fantasma, algo fácil de
contrastar. No obstante, a veces el falso gurú es un verdadero profesional
sanitario que, o bien está equivocado (no sabe que en el ámbito
científico-sanitario es imprescindible demostrar las teorías antes de
implementarlas o difundirlas), o bien nos quiere embaucar sin miramientos. Es
por ello que el historiador científico Steven Jay Gould incluyó en su libro
'Ocho cerditos' la siguiente reflexión: "Los estudios superiores y los
títulos detrás del nombre no garantizan un nuevo nivel de sabiduría [...] Al
fin y al cabo no existe sustituto para el anticuado vicio de una lectura
atenta".
Es un rasgo habitual, en cualquier
caso, que relaten sus propios problemas previos de salud. Problemas que no
lograron solucionar con la medicina tradicional, pero sí con un enfoque
dietético alternativo. Su supuesta mejora de salud les hace creerse autorizados
para proporcionar consejos sanitarios e incluso prescribir dietas, algo
conocido como "intrusismo laboral". Sea como fuere, sus
"hallazgos" fundamentan sus libros, llenos de dietas
"revolucionarias" que siempre "curan cualquier desajuste" y
"desintoxican de forma natural". Quien mejor enfocó esta
circunstancia es el catedrático de Nutrición Abel
Mariné, que en 2012 señaló que estas dietas tienen "cosas buenas y
originales, pero las buenas no son originales y las originales no son
buenas".
Principales peligros de seguir la dieta de cualquiera y de cualquier modo
El principal peligro de estos
individuos es que generan una gran desorientación. La Academia Americana
de Nutrición (antigua Asociación Americana de Dietética) indica que la desinformación nutricional hace
que los consumidores pierdan la fe en las fuentes tradicionales de información
nutricional, que cada vez presten menos credibilidad a las entidades de
referencia. Además, erosionan la capacidad de confianza de la población a la
hora de gestionar un estilo de vida saludable ("no te puedes creer nada,
así que no hago ningún cambio"). Si se pierde la confianza del público en
las iniciativas que pretenden mejorar la salud pública, el daño puede ser de
una magnitud tremenda.
Pero hay más perjuicios físicos,
ya que hacer caso a falsos profesionales sanitarios interfiere con los consejos
o las pautas de los dietistas-nutricionistas, que guardan una relación estrecha
con la mejora de la salud. Además de las consecuencias impredecibles de seguir
una pauta dietética sin sentido, apostar por el método de un falso gurú puede:
- Demorar (o evitar) la búsqueda de un
tratamiento sanitario adecuado y necesario para curar una enfermedad
- Generar malnutrición
- Elevar el riesgo cardiovascular
- Favorecer el desarrollo de trastornos de la
conducta alimentaria
- Cronificar o sistematizar hábitos alimentarios
arriesgados
- Fomentar el sentimiento de frustración, que
perjudica al estado psicológico
- Producir gastos económicos innecesarios
- Padecer efectos secundarios a causa de
suplementos dietéticos no evaluados en humanos
- Causar síntomas como caída del cabello,
debilidad de las uñas, mareos, astenia, etc.
JULIO BASULTO / LAURA CAORSI