viernes, 28 de septiembre de 2012

Alimentos ecológicos, ¿más seguros?



Un nuevo estudio concluye que no se aprecian diferencias entre alimentos ecológicos y convencionales en cuanto a seguridad y salud

Los alimentos ecológicos han experimentado una creciente demanda en los últimos años, a pesar de tener un precio superior. Estos alimentos, para poder acreditar la certificación de ecológicos, deben cumplir con una serie de condiciones: no deben contener pesticidas ni productos químicos y no pueden utilizar ningún tipo de organismo genéticamente modificado. Todos y cada uno de ellos deben tener la certificación de alimentos ecológicos, que garantiza que todas estas premisas se cumplen. Sin embargo, nuevas noticias de Stanford (EE.UU.) plantean ahora si los alimentos ecológicos son de verdad más saludables y más seguros que los convencionales. Al parecer, los alimentos ecológicos tendrían la misma cantidad de nutrientes y pesticidas, si bien suponen un mayor respeto con el medio ambiente. En este artículo se explican ambos factores, así como los aspectos positivos de los alimentos ecológicos.

La Universidad de Stanford ha realizado un estudio comparativo entre los alimentos ecológicos y los convencionales. La conclusión a la que han llegado, según publica la revista Annals of Internal Medicine, es sorprendente. Tras revisar más de 200 investigaciones realizadas en los últimos años por diferentes equipos internacionales acerca de las cualidades de los alimentos ecológicos, los han comparado con los alimentos convencionales. A priori, los expertos afirman que no se aprecian diferencias entre ambos tipos de alimentos en cuanto a salud y seguridad.
Los expertos estadounidenses concluyen que no se han hallado evidencias claras que indiquen que los productos ecológicos contengan más nutrientes ni que sean más saludables o tengan menos riesgo para la salud del consumidor. Los investigadores se atreven a decir que no suponen menos peligro ni mejores nutrientes. No obstante, solo se ha publicado un estudio con estas conclusiones y, por tanto, es apropiado contrastar más información para sacar una conclusión definitiva.

Alimentos ecológicos, misma cantidad de nutrientes y pesticidas

En el trabajo, se ha profundizado también en los resultados de 17 estudios realizados en humanos con alimentación ecológica y alimentación convencional, además de los más de 200 estudios generales, y se han analizado a fondo los niveles de nutrientes, bacterias y contaminación por sustancias químicas de ambos tipos de alimentos. Los resultados no muestran claras diferencias entre ambos alimentos. Destaca solo el contenido de fósforo, mayor en los alimentos ecológicos, pero los expertos explican que no es un dato muy relevante, ya que la mayoría de la población no padece ningún déficit de este elemento y ya queda cubierta su necesidad en la dieta habitual con alimentos convencionales.
No se aprecian diferencias de nutrientes ni de contenido vitamínico entre alimentos ecológicos y convencionales
En cuanto al resto de nutrientes y el contenido vitamínico, no se aprecian diferencias entre ambos alimentos. Se hace hincapié en la leche, cuya cantidad de grasa y proteínas no varía, aunque sí cambia la cantidad de ácidos grasos omega 3, que es mayor en la leche ecológica. Este factor es importante porque esta sustancia aporta efectos muy beneficiosos para el organismo. Respecto a los pesticidas, es cierto que su presencia es menor, aunque si bien se calcula que hay un 30% menos de posibilidades de contaminación, esto no supone que la presencia de químicos sea un 30% menor.
Los expertos añaden que los vegetales ecológicos no están libres de pesticidas y, en el caso de los alimentos convencionales, los pesticidas están bajo control por ley y no suponen un riesgo para la salud. Como conclusión, Smith-Spangler, responsable del estudio, advierte de que "existe una gran variedad de técnicas agrícolas y hay una gran cantidad de factores que son importantes en la calidad nutricional y en los prejuicios".

Mayor respeto con el medio ambiente

El punto que no aborda en profundidad el estudio es el respeto al medio ambiente. Con la alimentación ecológica se preserva el medio ambiente, se mitiga el cambio climático, se mejora la eficiencia energética de los sistemas agrarios, disminuye la acumulación de contaminantes químicos y sintéticos y se favorece la biodiversidad. Queda a merced del consumidor decidir qué tipo de alimentación escoge, aunque en muchos casos el precio final acaba por decantar la balanza y la alimentación ecológica resulta más cara, si bien a largo plazo quizá resulte más económica.

ASPECTOS POSITIVOS DE LOS ALIMENTOS ECOLÓGICOS


A su favor y sin comparaciones, los alimentos ecológicos destacan porque:
·         Son alimentos sabrosos.
·         Los vegetales crecen a su ritmo natural.
·         Cumplen con los requisitos legales durante todo su procesado.
·         Se respeta al máximo el bienestar de los animales.
·         Los animales gozan de pastos con espacio, no están atados y disfrutan de espacio para ejercitarse.
·         No se emplean antibióticos preventivos ni hormonas para controlar su reproducción.
·         Las producciones son poco intensivas.
·         El uso de aditivos es muy restringido, solo se emplean los indispensables para garantizar la seguridad de los productos.
·         Tienen calidad certificada.
·         Están sometidos a estrictos controles evaluados por entidades de certificación.
·         Suelen comercializarse en zonas próximas a su cultivo, en el caso de los vegetales, o en la zona de cría, en el caso de la carne o la leche.



      NATÀLIA GIMFERRER MORATÓ

jueves, 20 de septiembre de 2012

El aumento de los parásitos alimentarios


Los malos hábitos de higiene y alimentación son el principal factor del incremento de infecciones provocadas por parásitos



 Los parásitos son microorganismos presentes en los alimentos y en el agua de consumo, con capacidad para provocar enfermedades en los humanos. Su tamaño es variable, desde organismos no visibles para el ojo humano hasta gusanos visibles a simple vista. Los parásitos se alimentan de los nutrientes presentes en los alimentos y en el agua y la mayoría proceden de las heces de los animales que, a través de las manos, utensilios, insectos y agua contaminada, llegan a los alimentos. La clave para evitarlos es, por tanto, una buena prevención con una correcta higiene. Sin embargo, los especialistas del Instituto Nacional de Salud (INS) advierten de que las enfermedades parasitarias transmitidas por alimentos podrían incrementarse debido a una falta de medidas preventivas.

Los principales motivos de la transmisión de parásitos son la falta de higiene, el consumo de frutas y verduras lavadas de forma inadecuada, una escasa cocción de la carne o el pescado y el consumo de agua contaminada. Aunque parece una infección poco frecuente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que las patologías parasitarias afectan a las de un 10% de la población mundial. Las más comunes son las infecciones por Giardia duodenalis, Cryptosporidium parvum, Cyclospora cayetanensis, Toxoplasma gondii,  Trichinella spiralis, Taenia saginata (gusano de la carne de res) y Taenia solium(gusano de la carne de cerdo).
Los malos hábitos de higiene y alimentación son el principal factor del incremento de este tipo de infecciones, según María Beltrán, coordinadora del Laboratorio de Enteroparásitos del INS. Una parasitosis comporta pérdida de nutrientes de gran importancia, como el hierro, ya que el parásito se alimenta de la sangre y se queda con los principales nutrientes del organismo. Los síntomas de una infección parasitaria suelen ser: diarreas, cansancio, anemia, pérdida de peso y malestar general.

Parásitos más comunes

Los parásitos emergentes son cada vez más frecuentes, tanto en países en desarrollo como desarrollados
Según los expertos, cada vez son más frecuentes los parásitos emergentes, es decir, nuevas enfermedades causadas por parásitos que no se localizan solo en países en desarrollo, sino también en países desarrollados, debido a la migración de personas, alimentos y animales. El riesgo de contaminación parasitaria es, por lo tanto, frecuente. Además, según los últimos informes científicos, las parasitosis más habituales se vuelven más frecuentes. Destacan:
·         Giarda duodenalis, causante de giardiasis, es un organismo unicelular que vive en los intestinos de las personas y los animales. Está omnipresente en todo el mundo y es uno de los principales causantes de infección parasitaria. Está asociado al consumo de agua contaminada y al de carne cruda infectada con el parásito, así como al contacto de superficies contaminadas con heces de animales o personas y que, a través de las manos, llegan a la boca. Diarrea, calambres abdominales, gases y náuseas son los síntomas habituales. Estos se desarrollan a partir de la semana siguiente a la ingestión del parásito. Las infecciones crónicas pueden causar deshidratación y una pérdida grave de peso corporal.
·         Cryptosporidium parvum, causante de cryptoporidiosis, es un parásito unicelular y una de las mayores causas de enfermedades transmitidas por agua en todo el mundo. Se halla en los intestinos de una gran variedad de animales, como vacas, ovejas o cabras. Esta infección puede ser intestinal, pero también puede afectar a la traquea y al pulmón. Este parásito se encuentra en los suelos, en alimentos, en el agua y en superficies contaminadas con heces infectadas. El proceso de infección es el mismo que el anterior, por consumir alimentos poco cocinados e infectados previamente y con el contacto con heces infectadas que después llegan a la boca del ser humano. Los síntomas se desarrollan de 3 a 10 días después de la ingestión, en forma de diarrea, calambres estomacales, dolor de estómago y fiebre. Sin embargo, algunos casos pueden ser asintomáticos.
·         Toxoplasma gondii, causante de toxoplasmosis, es un parásito unicelular presente también en cualquier rincón del mundo y que supone la tercera causa de muerte por parasitosis a través de alimentos. Su contaminación se debe, sobre todo, al consumo de carne de res, cerdo, ternera o cordero poco cocinada. También está presente en las aves, con lo que es imprescindible su correcta cocción, y los gatos pueden ser también portadores frecuentes, de manera que se ha de extremar la higiene después de manipularlos. Este parásito añade un riesgo: la transmisión de madre a feto, lo que podría complicar el embarazo. Los síntomas no son graves, pero se padecen dolores musculares o hinchazón de las glándulas linfáticas. En personas con un sistema inmune débil, puede causar problemas más serios y desarrollar una toxoplasmosis severa que puede dañar el cerebro. Los síntomas son patentes entre una semana y un mes después de consumir el parásito.
·         Trichinella spiralis, causante de triquinosis, es un gusano intestinal de forma redonda. El principal causante es el consumo de carne cruda de cerdo, jabalí salvaje, osos, pumas, lobos, caballos o zorros. Estos parásitos no se transmiten de persona a persona. Los principales síntomas son náuseas, diarreas, vómitos, fiebre y dolor abdominal, cefaleas, dolor muscular y escozor cutáneo. Los síntomas son frecuentes dos días después de consumir la carne contaminada.
·         Taenia saginata y Taenia solium: la primera es la conocida como gusano plano de la carne de res y la segunda, como gusano plano de la carne de cerdo. Esta infección es más habitual en países subdesarrollados, donde las prácticas higiénicas son escasas. Sin embargo, es posible en cualquier parte del mundo, debido al consumo de carne contaminada cruda o poco cocinada. Son poco habituales los síntomas de infección, aunque en ocasiones puede haber dolor abdominal, pérdida de peso, problemas digestivos y hasta una obstrucción intestinal. Estos se diagnostican de 10 a 14 semanas después del consumo, en el caso de T. saginata, y de 8 a 12 semanas, en el caso de T. solium.

PREVENIR PARASITOSIS


La prevención de las parasitosis pasa por:
·         Lavado de manos adecuado, con agua caliente y jabón. Siempre antes y después de manipular alimentos, ir al baño, cambiar pañales o tocar mascotas.
·         Consumir aguas tratadas.
·         Evitar tragar agua si se nada en ríos o pantanos.
·         Cocinar los alimentos hasta alcanzar una temperatura interna en el centro de la pieza de unos 70ºC.
·         Lavar las frutas y hortalizas antes de su consumo.
·         Mantener limpias las superficies de manipulación de alimentos.

                  NATÀLIA GIMFERRER MORATÓ


miércoles, 5 de septiembre de 2012

Diabetes y salud mental en niños y adolescentes



Asumir una enfermedad crónica como la diabetes supone un fuerte impacto psicológico tanto para el niño o adolescente afectado como para su entorno familiar

 Diversos estudios revelan una asociación directa entre problemas de salud mental, como la depresión, y la diabetes. Un trabajo reciente cifra en un 20% la tasa de personas con diabetes que además sufren depresión. Y desde la Fundación para la Diabetes afirman que también los niños a quienes se les diagnostica este trastorno metabólico tienen que pasar por una adaptación por lo poco complicada para muchos de ellos. Controlar sus niveles de glucosa, aprender a pincharse insulina y modificar sus hábitos alimenticios son algunos de los cambios obligados en la vida cotidiana de los pequeños con diabetes. En este artículo se explica cuáles son las consecuencias de asumir esta enfermedad crónica para muchos de los niños y adolescentes afectados y qué señales pueden poner en alerta a los progenitores para acudir a un psicólogo.

En España, se calcula que hay cerca de 29.000 menores de 15 años con diabetes mellitus, una enfermedad que puede ocasionar diferentes complicaciones a largo plazo, como problemas cardiovasculares, pérdida de visión o afección renal, entre otros. Por eso es tan importante detectarla cuanto antes y controlarla de forma correcta. El hecho de que sea una enfermedad crónica supone un fuerte impacto psicológico tanto para el niño como para su entorno familiar.
Fatiga, irritabilidad, visión borrosa, pérdida de peso, necesidad de orinar muchas veces, sensación frecuente de hambre... son los síntomas de la diabetes que restan calidad de vida al niño. Además, cuando se diagnostica, es habitual que el pequeño tenga que ser hospitalizado, lo que puede causarle ansiedad por verse fuera de casa y separado de los padres. Los niños de 6 o 7 años pueden creer que una vez que salgan del hospital estarán curados o que están en el hospital porque se han portado mal. Es importante decirles la verdad sobre su dolencia pero adecuando la información a su capacidad de comprensión.
Los problemas psicológicos más frecuentes en los niños diabéticos son la depresión, la ansiedad y la baja autoestima
Los preadolescentes comprenden muy bien lo que supone la diabetes. Por ello, los expertos aconsejan que el entorno familiar la asuma con serenidad, para que el afectado no sienta que vive una tragedia. Como recomiendan desde la Fundación para la Diabetes: "la actitud de los padres frente a la enfermedad influye de forma directa en el niño. Una actitud de angustia originará un comportamiento de sobreprotección que, generalmente, acarrea rechazo y rebeldía por parte del menor".

Diabetes: mayor riesgo de depresión y ansiedad

Asumir que se padece una enfermedad crónica no es sencillo. Según algunos estudios, los niños se adaptan peor que las niñas, y los más pequeños son los que, en general, se adaptan peor. Sin embargo, los niños mayores y los adolescentes son los que acostumbran a tener más dificultades en su vida social. Todo ello afecta al rendimiento escolar.
Un niño diabético deberá realizar importantes variaciones en su vida cotidiana, lo que puede ser traumático. Tendrá que cambiar y vigilar su alimentación, controlar sus niveles de glucosa, pincharse insulina, aprender cómo y cuándo hacer ejercicio, etc. Múltiples cambios que pueden ocasionar problemas psicológicos.
Según un estudio de la psiquiatra María Kovacs, del Pittsburg Mind-Body Center (EE.UU.), la mayoría de los pequeños se adaptan bien a la enfermedad aunque durante el primer año tras el diagnóstico, el 36% manifiestan problemas psicológicos, sobre todo, depresión. Pasado este tiempo, la incidencia de la depresión y la ansiedad sigue siendo mayor en los niños diabéticos que en los pequeños sin una enfermedad crónica. Además, pueden surgir trastornos de la conducta alimentaria. También son frecuentes los problemas de autoestima y la tendencia al aislamiento, ya que sienten que no pueden llevar la misma vida que sus amigos.

Diabetes y síntomas psicopatológicos: cuándo acudir al psicólogo

Desde la Fundación para la Diabetes, se recomienda acudir al psicólogo cuando el niño diabético manifieste ansiedad, tristeza, síntomas psicosomáticos (dolor de cabeza o dolor de estómago), dificultades en el rendimiento escolar con falta de atención y pobre concentración, irritabilidad, aislamiento social, intolerancia a la frustración, sentimientos de baja autoestima, ideas de muerte y quejas continuas de aburrimiento y de pérdida de interés.

¿Qué es la diabetes mellitus?


Al comer, los alimentos se convierten en glucosa, el combustible necesario para que las células del organismo funcionen y sobrevivan. Pero para que las células aprovechen la glucosa del torrente sanguíneo, necesitan la ayuda de la insulina que se produce en el páncreas. En los afectados, las células no reciben la glucosa necesaria. Por tanto, se produce hiperglucemia (aumento del azúcar en la sangre), que con el tiempo daña órganos y sistemas, sobre todo, nervios y vasos sanguíneos. Según la American Diabetes Association, hay cuatro tipos de diabetes, entre las que se distinguen la diabetes mellitus tipo 1, la tipo 2 y la gestacional.
La diabetes tipo 1, que se da cuando las células del páncreas encargadas de fabricar insulina se destruyen y no producen insulina o lo hacen en muy poca cantidad. En la diabetes tipo 2 es distinto: aunque el páncreas genera insulina, la grasa, el hígado y las células musculares no responden a ella. Por tanto, no pueden asimilar de manera correcta la glucosa que necesitan. Como indican desde la Fundación para la Diabetes, "el 95% de los niños y adolescentes de los afectados en España tienen diabetes tipo 1".
Además, es una de las enfermedades crónicas infantiles más frecuentes. En nuestro país, se calcula que hay 29.000 menores de 15 años con este trastorno metabólico y cada año surgen 1.100 casos nuevos. Asimismo, los expertos avisan del aumento alarmante diabetes tipo 2 en estas edades, relacionada con hábitos de vida, como la mala alimentación o el sedentarismo.

JOSÉ A. RODRÍGUEZ