Un nuevo informe avala que los controles
que se aplican en la UE
garantizan la seguridad de los alimentos
En el año 2011, según el informe que acaba de presentar la Comisión Europea
en función de los resultados del RASFF, se "transmitieron 9.157
notificaciones relacionadas con incumplimientos de la legislación alimentaria,
de las cuales 617 eran riesgos graves". La mayoría de incidentes
detectados hacen referencia a alimentos, mientras que un grupo más reducido se
refiere a piensos y a materiales en contacto con alimentos. Las
alertas más comunes son la presencia de aflatoxinas en piensos y frutos de
cáscara y la presencia y migración de sustancias químicas de utensilios de
cocina procedentes de China.
Sistema eficaz de normas de seguridad
alimentaria
Identificar y eliminar los riesgos son los objetivos del Sistema
de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos de la UE. Con herramientas de este
tipo se ha podido hacer frente a crisis alimentarias, como la registrada a
consecuencia del accidente nuclear de Fukushima y el brote de escherichia coli en pepinos alemanes, según afirma John
Dalli, comisario de Salud y Política de Consumidores. En la mayoría de los casos, cuando se detecta un problema en
las fronteras europeas, se informa al país exportador de la incidencia para que
aplique medidas de corrección. Si el problema persiste, las medidas son más
severas, como el bloqueo de las exportaciones o mayores controles.
En función de la gravedad del riesgo, las notificaciones se
clasifican en alerta, información o rechazo.
·
Notificación de alerta. Se envía cuando un alimento, pienso o material en contacto con
alimentos presenta un riesgo grave y precisa una acción rápida. A menudo, se
toma como medida la retirada del producto. La notificación tiene como objetivo
informar a los países para que verifiquen si el producto en cuestión está en su
mercado y puedan así tomar las medidas necesarias.
·
Notificación informativa. Se refiere a un riesgo que no requiere una acción inmediata,
bien porque el riesgo no se considera grave o porque el producto en cuestión no
está en el mercado en el momento de la notificación.
·
Notificación de rechazo. Esta se debe a la negativa del ingreso en la UE de un alimento, piensos o
material en contacto con alimentos por razones de seguridad humana, animal y
para el medio ambiente.
Las autoridades sanitarias de cada país pueden tomar las medidas
adecuadas para informar a los consumidores de la naturaleza del riesgo, del
tipo de alimento implicado y de las medidas que adopten para prevenir, reducir
o eliminar ese riesgo.
El RASFF en 2011
En 2011, y por segundo año consecutivo, ha habido un fuerte
aumento de las notificaciones sobre residuos
de plaguicidas en frutas y
verduras. En la mayoría de estos casos, los productos se detienen en la
frontera en espera de análisis que corroboren que son seguros. Si no cumplen
con la legislación comunitaria, no entran en el mercado. También se han emitido
notificaciones sobre metales pesados en alimentos, arsénico o cadmio. En este
último caso, se encontró en sardinas procedentes de Marruecos y anchoas de
Tailandia.
Según el informe, las notificaciones por la presencia de
microorganismos patógenos continúan con la tendencia en aumento de los últimos
años, sobre todo de Salmonella en productos de origen animal, como
pescado, carne y leche, pero también en fruta y vegetales y, en menor grado,
hierbas y especias. También se
han emitido alertas por la presencia de Listeria monocytogenes, Escherichia coli, Bacillus cereus,Clostridium botulinum, Campylobacter y norovirus.
Las micotoxinas también han sido un tema de
notificación recurrente en 2011.
A partir de estas y otras alertas, los expertos trabajan
para mejorar el sistema de comunicación y de control, como poner en marcha el
iRASFF, "una plataforma de notificación en línea que permita al RASFF
actuar con más rapidez y eficacia". También se pretende dar formación
específica sobre la investigación de contaminaciones alimentarias y cómo
gestionar los brotes.
LA CRISIS DE FUKUSHIMA
En marzo de 2011, un
terremoto y un tsunami golpearon la costa este de Japón y ocasionaron graves
daños en la planta nuclear de Daijchi, en Fukushima.
Como consecuencia, se liberó radiactividad al medio ambiente. Entonces, la Comisión Europea
pidió a los Estados miembros, a través del RASFF, que analizaran los niveles de
radiactividad en los piensos y alimentos procedentes de Japón. A la vez,
solicitó a las autoridades japonesas la aplicación de controles de los alimentos exportados. Estas
medidas aún están vigentes y se revisan con regularidad.
MARTA CHAVARRÍAS